Pablo Sáinz Villegas, el mejor guitarrista español: "Cada nota musical es como una pompa de jabón y dentro de ella meto un mensajito"
El guitarrista riojano recorre con Aimar Bretos el amor que siente por su música y su instrumento

Madrid
El guitarrista español más aclamado del mundo, Pablo Sáinz Villegas, no suelta su guitarra en toda la entrevista con Aimar. Llega a mimetizare con ella, física y emocionalmente. "La guitarra no tiene nombre porque soy yo. Es un medio que me hace generar imágenes en el aire que son invisibles y en cierta manera como músico soy un poeta del aire. No se ve, no se toca, pero se siente", dice el músico riojano, que acaba de volver a España desde Estados Unidos, donde reside. Lleva desde 2007 con esta guitarra con la que viene al estudio de Hora 25 y en todo este tiempo su relación ha ido evolucionando: "Cambiar de un instrumento a otro no es fácil porque hay una relación que se desarrolla a través de los años de extrema confianza. Cuando recibí este instrumento era parecido en muchos aspectos pero era diferente, tenía otra voz, otro alma, otro vibrar".
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Las entrevistas de Aimar | Pablo Sáinz Villegas
La guitarra, dice Sáinz Villegas, es un espejo para el músico. "La guitarra es un espejo de mí mismo y tanto en los momentos maravillosos como en los complicados ella te muestra como si fuera un espejo esos miedos y esos dones que uno tiene. Es el espejo que me ha hecho crecer como ser humano". Y a través de ese espejo, el artista inicia un viaje hacia su interior. "Es un viaje muy profundo a una parte muy vulnerable de quien soy. Invito a las personas a que se unan a ese lugar conmigo. A veces cuesta salir de ese lugar porque es un viaje al interior de tu alma".
Un mensaje en pompas de jabón
Ese viaje, dice, es con los ojos cerrados. "Forma parte de esa parte de ir a lo más íntimo de mí. Para mí es como ser música en ese momento. Convertirme en sonido. Y ese sonido es el que me lleva a esas profundidades. Cuando yo voy a un concierto como público también cierro los ojos y es la manera que tengo de fundirme con la música".
El músico concibe la música, su arte, como una manera de trasladar un mensaje, que empieza siendo suyo pero que el público hace suyo en cuanto lo escucha. "Cada nota musical es como si fueran pompas de jabón y dentro de cada pompa de jabón meto un mensajito. Y ese es mi mensaje. Pero le llega a la gente y de repente esa pompa explota cuando le roza su corazón y ya ese pergamino no es mi mensaje, es el mensaje de esa persona", dice el guitarrista, que se ve a sí mismo como "un maestro de ceremonias", un "mago", que "va a crear una realidad de la imaginación de las emociones. El único camino para crear la imaginación de las emociones es uno conociéndose a sí mismo".
Un espacio infinito multicolor
¿Cómo describe el músico sus manos, su herramienta más preciosa? Para describirlo, recurre a lo más ínfimo. "Si te das cuenta en un milímetro de la yema del dedo ahí hay todo un universo expresivo. Y te das cuenta que la vida no es blanco o negro, la vida es un espacio infinito multicolor. Y cuando empiezas a meterte en los grises, en los rosados, en los anaranjados, de repente te das cuenta de que son infinitas las posibilidades. Y lo mismo pasa con la yema de mis dedos".
Un guitarrista tan aclamado como Pablo Sáinz Villegas se confiesa perfeccionista absoluto. Y dentro de esa percepción, el músico encuentra luces y sombras. "Soy perfeccionista y siempre lo he sido y eso me ha llevado durante muchos años a seguir creciendo pero también a sufrir mucho". Ha sido la guitarra la que le ha ido guiando en ese camino. "Hay algo bellísimo que me ha enseñado la guitarra es a perdonarte, a aceptarte y a quererte en cada momento y no aspirar a la perfección sino a la excelencia". Concluye Sáinz Villegas: "Hay muchísima belleza en el error, pero sólo cuando los que cometemos el error la vemos. Cualquier imperfección puede ser bella si así nos acercamos a ella. En estos momentos en mi madurez de músico y de ser humano me acerco al error con esa bondad y esa compasión por mí mismo".




