Selecciona tu emisora

Ir a la emisora
PerfilDesconecta
Buscar noticias o podcast

'Vida en pausa', la película que narra los casos de niños refugiados que entran en un extraño coma en Suecia

El griego Alexandros Avranas dirige un inquietante drama sobre los procesos de asilo y la burocracia escandinava a partir de la historia de una familia rusa cuyas hijas sufren el llamado Síndrome de Resignación Infantil

Fotograma de 'Vida en pausa' / LA ZONA CINE

Fotograma de 'Vida en pausa' / LA ZONA CINE

Madrid

En 2018 una de las imágenes ganadoras del World Press Photo atrajo la atención de los medios sobre un fenómeno desconocido que llevaba años ocurriendo en Suecia. En la instantánea se veía a dos hermanas procedentes de Kosovo en camas contiguas y alimentadas por una sonda. Ambas habían entrado en una especie de coma sin responder a ningún estímulo ni capacidad para beber o comer. Es lo que se conoce como Síndrome de Resignación Infantil, un extraño caso que sufren los niños refugiados consecuencia del estrés postraumático y de la ansiedad por el proceso de asilo. No hay aún una conclusión científica a esta reacción y por qué ocurre solo en Suecia y especialmente con inmigrantes de Europea del Este pero los médicos constatan cada vez más casos de esta disociación no reconocida oficialmente por la Organización Mundial de la Salud.

Imagen ganadora del World Press Photo de Magnus Wennman sobre el Síndrome de Resignación

Imagen ganadora del World Press Photo de Magnus Wennman sobre el Síndrome de Resignación

Imagen ganadora del World Press Photo de Magnus Wennman sobre el Síndrome de Resignación

Imagen ganadora del World Press Photo de Magnus Wennman sobre el Síndrome de Resignación

"Fue a partir de un artículo que leí en el The New Yorker, pensé que era un poco como un cuento de hadas, como La Bella Durmiente, como una alegoría realmente de nuestra sociedad actual. Trata realmente de qué dejamos a nuestros hijos, de eso va esta película. Escribir el guión fue complicado, fue justo antes del COVID e hicimos mucha investigación a través de Internet junto a mi guionista que vive en Chipre. Primero escribimos una parte del guion y luego nos fuimos a Suecia. Fuimos a investigar y a buscar bien las localizaciones. Y ahí cambiamos todo. Hubo una segunda reescritura completa. Intentamos que fuera lo más cercano a la realidad sin señalar con el dedo a Suecia. No se trata de eso", explica el director griego Alexandros Avranas de su interés por esta historia y cómo llevarla a pantalla en 'Vida en pausa', película estrenada en el pasado Festival de Venecia y que ahora llega a cines en España.

El autor ha pasado varios años investigando y documentando con médicos y científicos estos casos para crear una drama que narra la historia de una familia rusa con dos hijas que huyó del régimen de Putin y está a la espera de completar el proceso de asilo político en Suecia. Avranos se sirve de la estética escandinava, fría, funcional y de líneas perfectas, para retratar la odisea de esta familia, desde la imagen inicial donde se colocan perfectamente para recibir a los servicios sociales en su casa de acogida a los momentos en los que tienen que acudir al tribunal de migraciones que estudia su petición. "Mirado desde fuera, Suecia es el país perfecto. Y su estética contribuye a eso. El gobierno ayuda durante un tiempo a estas personas, la gente es aparentemente buena y es un país democrático, pero no estoy tan seguro de que sea así ahora. Hay dos años en que los inmigrantes quedan en un limbo. En ese tiempo los niños van al colegio, se integran, hablan sueco y son parte del país en contraste con sus padres. La distancia y el encuadre creaban esa imagen de limbo y también explicaban cómo se sentían esos personajes. No es cómo les ve el país, sino cómo se ven ellos, ese limbo donde no saben cuándo va a volver a empezar su vida, se convierten en ciudadanos de segunda en un país que les promete todo", dice el director durante su visita a Madrid.

A través de esta familia, encabezada por un profesor que ha sufrido la represión rusa y debe demostrarlo, incluso con el testimonio de su hija menor, Avranas compone casi una película de terror sobre la burocracia sueca y el estricto sistema por el que pasan los refugiados. "Con la investigación nos enteramos de que también es una cuestión de números, no de personas. Es decir, tú pides asilo en Suecia, te dan un abogado, lee tu historia, te dice cómo es el proceso, pero alguien que tú no conoces va a decidir realmente cómo acaba tu vida y otra persona se va a plantar delante de ti para anunciarte la decisión. Todo es anónimo, el sistema está hecho para golpear y ganar, está hecho así para que no entren sentimientos en juego, para que no haya emociones. La estética de la película es por eso muy kafkiana. El sistema burocrático en realidad intenta apoyarnos, pero hace lo contrario. Esa es la historia. Eso es lo que intentamos mostrar", defiende.

La familia de 'Vida en pausa' frente a la burocracia sueca / LA ZONA CINE

La familia de 'Vida en pausa' frente a la burocracia sueca / LA ZONA CINE

La familia de 'Vida en pausa' frente a la burocracia sueca / LA ZONA CINE

La familia de 'Vida en pausa' frente a la burocracia sueca / LA ZONA CINE

Todo cambia, sin embargo, cuando la petición de asilo es rechazada y la hija pequeña se desploma al día siguiente en el patio del colegio. Los padres, que no entienden qué ha pasado y además han perdido a la principal testigo de su caso, comprueban que no es algo inusual, que hay toda una planta en el hospital de niños y niñas que también se han desconectado de alguna forma fruto del trauma y del estrés que les provoca revivir su pasado en ese proceso. La película retrata así el arco completo de esta familia, desde su acogida y choque con la burocracia sueca, a una segunda parte donde examinan cómo el miedo y la incertidumbre paternas ha arraigado en esas niñas y cómo intentan reconstruir el núcleo de amor y luz que había quedado en un limbo por el proceso político. En ese camino, el autor sueco muestra tanto la violencia institucional en dos terroríficos interrogatorios como el proceso de reconciliación, también salpicado por escenas inquietantes, como la que sufren en el hospital los padres durante un curso para aprender a sonreír y no volver a mencionarle la palabra asilo a sus hijas.

"Esta escena es un poco inventada por nuestra parte porque queríamos mostrar ambos lados. El sistema es como el huevo y la gallina, dónde empieza. El gobierno es el responsable de todo, pero también está la otra parte. El gobierno diciendo que los responsables son los padres. Eso es lo que queríamos mostrar. A veces los padres se olvidan de ser padres, esa espera en ese limbo también es complicada para ellos. Es verdad que el gobierno ahí tiene razón cuando dice que a veces los padres tienen la culpa. Y luego vemos también la humillación o la presión para obligarles a hacer algo que han olvidado, que es sonreírle a sus hijos. Ambos son responsables. Esta escena es un poco inventada por nuestra parte porque queríamos mostrar ambos lados", argumenta el director de su voluntad también de ficcionar una parte de la realidad.

Mientras otras películas sobre migrantes y refugiados han tomado como punto de partida el viaje desde el origen, Avranas centra en la familia y el proceso de acogida todo el drama apoyado en las grandes interpretaciones de su reparto. Desde la madre, interpretada por la actriz rusa exiliada Chulpan Khamatova, conocida por títulos como 'Good bye, Lenin' o 'La fiebre de Petrov', al padre al que da vida Grigoriy Dobrygin, y las dos niñas que aguantan el plano - contraplano de los interrogatorios. Gracias al diseño de producción de Markku Pätilä, director de arte habitual de Aki Kaurismäki, el director sabe utilizar la estética alienante de la burocracia escandinava -al estilo de la serie 'Severance' con el trabajo y la disociación como referente más reciente y popular- pero también apuesta por un tramo final donde esa familia decide recomponerse y seguir adelante, donde la luz se cuela literal y metafóricamente en esa arquitectura racionalista y funcional. "Teníamos tres dramas, que es el familiar, el médico y el político. Siempre fue difícil para nosotros decidir cómo mantener el equilibrio, pero a la vez teníamos claro que queríamos mostrar la humanidad y la esperanza. Esta familia se esforzó mucho en seguir las reglas, en hacer lo que quería el gobierno. Sonreír, ser educados, lo hicieron todo bien, pero no funcionó. Entonces al final quería centrarme en ellos, en mostrar cómo tienen esperanza y luchan. Ahí los vemos cómo son realmente. No intentan demostrar que son buenos, sino que simplemente son como son. Son gente muy emocional y luchan por el amor, porque habían olvidado cómo se quiere, cómo se ama, durante el proceso. Por eso todo lo terrible está en la primera parte y la segunda está llena de esperanza".

Una de las escenas finales de 'Vida en pausa'

Una de las escenas finales de 'Vida en pausa'

Una de las escenas finales de 'Vida en pausa'

Una de las escenas finales de 'Vida en pausa'

Pese a que Suecia no tiene los índices de migración de países del Mediterráneo, como España, Grecia o Italia, los discursos xenófobos y ultras también han ido calando entre la población con partidos que utilizan estos casos para sacar rédito político del racismo. "En Suecia es un tema candente que no se toca porque durante mucho tiempo la ultraderecha decía que los niños lo estaban fingiendo. Y los médicos decían, pero bueno, vamos a ver, tú le metes una aguja y no se despiertan. Había un médico, un alto funcionario, que hizo una investigación de 1998 al 2020 y dijo que no era un invento. Hay un 0,4% que sí lo fingen realmente para intentar ayudar a sus padres, pero no es lo normal. La película tiene una parte interesante porque habla de gente normal, gente de clase media, con todo el trasfondo también de las crisis climáticas y económicas. Creo que va a ser cada vez más habitual sentirte un refugiado en tu propio país, se está haciendo más palpable esta sensación", añade Avranas, que ya se había interesado en dos de sus anteriores películas, 'Miss violence' y 'No me ames', por la familia y la infancia como metáfora de esta sociedad.

"Está película es como una película espejo de ‘Miss violence’. Es la familia contra el sistema. El primer plano de la película no tiene nada que ver, pero realmente es un guiño. La familia es el núcleo de todo. Y el sistema es como una gran familia. Es una buena manera para analizar realmente el funcionamiento de esta sociedad", responde el autor, parte de esa nueva ola de cineastas griegos, aunque él rechaza ser parte de ningún movimiento. "Yorgos Lanthimos fue como el principal abanderado. Todo ese mundo absurdo y alegórico, pero yo no me siento parte de eso. Si te fijas en lo que yo cuento, siempre se basa en algo real, en acontecimientos que han ocurrido en Alemania, en Grecia o en Suecia, como es en este caso. En mi cine no hay nada absurdo, no hay nada alejado de la realidad, yo decido expresar lo cotidiano de forma más sencilla, más humana y más directa. La vida es dura. No soy parte de la nueva ola del cine griego, que quede claro", concluye.

José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 

Directo

  • Cadena SER

  •  
Últimos programas

Estas escuchando

Hora 14
Crónica 24/7

1x24: Ser o no Ser

23/08/2024 - 01:38:13

Ir al podcast

Noticias en 3′

  •  
Noticias en 3′
Últimos programas

Otros episodios

Cualquier tiempo pasado fue anterior

Tu audio se ha acabado.
Te redirigiremos al directo.

5 "

Compartir