Desnudar a la princesa
Pasamos de que la desnudez fuera pecado y delito a que sea casi un imperativo, una imposición, un dogma cultural y una obligación

Najat El Hachmi: "Desnudar a la princesa, otra muestra de machismo"
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Madrid
Esa obsesión de los medios rosas y amarillos por desnudar a princesas y reinas es de lo más deleznable, más cuando se trata de jóvenes que hace nada eran menores de edad. En este sistema en el que todo se puede explotar, comprar y vender y muchos confunden la libertad sexual con el derecho de acceso al cuerpo de las mujeres por parte de los hombres, el robado de la princesa no es más que una muestra de machismo.
Pasamos de que la desnudez fuera pecado y delito a que sea casi un imperativo, una imposición, un dogma cultural y una obligación. ¿Alguien se imagina a una cantante que pretenda alcanzar altos niveles de fama sin aparecer en el escenario mostrando buena parte de su anatomía? Las buenas chicas de hoy no son las recatadas que se cubren hasta las cejas, sino las que se lo quitan casi todo y se aparecen hipersexualizadas. Por eso para la publicidad y los medios sexistas que una mujer no pueda ser vista en bikini es casi una herejía contra la cultura dominante, una tentación irresistible por el morbo que provoca.
Un morbo perverso cuyos beneficios pueden llegar a ser ingentes y más cuando caer en él no supone ya ni siquiera ir al quiosco a comprar la revista, sino que basta con hacer clic en los numerosos sitios en los que se reproducen las imágenes. No creo que eso tenga que formar parte de las obligaciones de ninguna heredera al trono. Nada malo hay en que una mujer se ponga traje de baño, aunque sea la princesa. Lo malo es esa mirada sucia y vil que pretende ganar dinero a costa de lo que se ha hecho siempre: desnudar a una mujer y vender su imagen a millones de personas.

Najat el Hachmi
Najat el Hachmi (Nador, Marruecos, 2 de julio de 1979) es una escritora española de origen marroquí....




