Manuel Vilas: "A la hora de misa mis padres estaban durmiendo porque se habían ido de fiesta el sábado"

Madrid

El poeta y escritor Manuel Vilas no tuvo una infancia fácil. De hecho, uno de sus libros más conocidos, Ordesa, publicado en 2018, mezcla la ficción con la realidad para narrar la relación con sus padres y el clima de su ámbito familiar, plagado de silencios en los que sus progenitores no le dieron ningún dato sobre sus raíces. Una época que vivió en los años 60 y que, según ha declarado en Por el principio, le dejó con "un montón de preguntas en la boca".

Los padres de Vilas eran ateos, "no iban a misa" ni hacían ninguna mención a Dios en casa, algo que en aquel momento le incomodaba ante sus amigos, ya que en esa época la religión católica era un pilar fundamental de la sociedad. Sin embargo, en la actualidad, el escritor lo reconoce como un rasgo admirable de sus progenitores.

"Esto a mí me parece maravilloso. Es un aplauso que les haré infinitamente porque tener unos padres que en los años 50 y 60 pasaban completamente de la religión católica me parece de Óscar, es una cosa maravillosa. Eran profundamente ateos, de un ateísmo brutal, tanto que los curas les parecían todos una panda de majaderos", reconocía Vilas.

Vilas destaca la inteligencia natural de sus padres para rechazar el catolicismo

El escritor cree que ese ateísmo se debía a una "inteligencia natural", ya que "todo el aparato religioso que había en aquella época a mi padre y a mi madre les daba igual por inteligencia". Vilas pone en valor esa inteligencia natural, dado que a su padre "a los 12 años lo quitaron de estudiar y mi madre tenía dificultades hasta para escribir", de modo que, reitera, debió de ser su propio raciocinio lo que les hizo "deducirlo todo".

Pese a su reconocimiento hacia sus padres, Vilas también admite que este comportamiento le supuso un problema en el colegio. "Yo sufría todos los lunes cuando iba a clase porque me matricularon en un colegio de curas, ya que no había otra opción, y todos mis compañeros comentaban que habían ido el día anterior a misa de 12:00 con sus padres. Y claro, yo me quedaba un poco marginado de esas conversaciones", confesaba el escritor.

Vilas ha admitido que nunca pudo formar parte de esas charlas sobre la misa del domingo, ya que "no había ido a misa de 12:00 jamás en mi vida, y menos con mis padres, que además a esa hora estaban durmiendo porque se iban de fiesta el sábado por la noche". Aun así, el escritor destaca que sus padres lo querían muchísimo. Su madre era muy protectora con él, lo que de alguna manera reflejaba su "mundo emocional y sentimental", algo que en aquella época, en muchas ocasiones, no se dejaba ver en la figura paterna.

Manuel Vilas y una familia sumida en el silencio

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