Una maestra, sobre los recientes casos de bullying: "Es odio, algo que tienen podrido desde su infancia"
Laura Albalate, profesora del colegio de Casas Bajas, ha explicado cómo es la docencia en un ambiente rural y ha analizado el estado actual de la infancia y sus retos con la tecnología

Radio Lindo | ¿Cómo es ser profesor en un ambiente rural?
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Madrid
En un pequeño colegio de Casas Bajas, un pueblo de apenas un centenar de habitantes en la comarca valenciana del Rincón de Ademuz, Laura Albalate lleva veinte años ejerciendo como maestra rural. Nacida en Barcelona, llegó a este rincón enclavado geográficamente en la provincia de Teruel por una casualidad del destino, y desde entonces no ha querido marcharse. Albalate ha contado en La Ventana junto con Elvira Lindo su experiencia con ocho alumnos de entre 9 y 12 años en su aula y una pasión innata por la docencia y la música, ha encontrado en la enseñanza rural una forma de vida en la que vocación y comunidad se entrelazan.

El colegio de Casas Bajas no se parece a los grandes centros urbanos. Según Laura, es como un piso grande de una planta. Cuenta con dos aulas, un despacho que se convirtió en clase de infantil, y un almacén que tuvo que ser vaciado para dar cabida a los ordenadores. En total, 18 niños asisten a la escuela, pero solo ocho comparten su aula. Entre ellos, está su propio hijo Biel, de 9 años. "La relación con los niños y las familias es maravillosa. Es una relación muy parecida a la familia porque nos vemos muchas horas juntos dentro y fuera de clase. La relación es muy fuerte. De vez en cuando compensamos, cogemos otros rumbo o vamos a la ciudad", ha relatado la profesora.
Laura estudió Magisterio en Barcelona con especialidad en Música y trabajó en colegios de Terrassa y Arenys de Munt. Su traslado al Rincón de Ademuz se produjo cuando su marido optó a un puesto de director de la Escuela de Música de Ademuz. "Fue una oportunidad y decidimos probar suerte. Veinte años después, seguimos aquí y felices", ha afirmado. Desde entonces, además de su labor en el colegio, colabora en la escuela de música, que hoy cuenta con 120 alumnos de toda la comarca.
Los ventajas de la enseñanza en la España vaciada
Ser maestra en un entorno rural tiene grandes ventajas, según ha contado la propia maestra, ya que con pocos alumnos, puede conocer muy bien sus circunstancias y acompañarles en su aprendizaje. "No tenemos que enseñarles nada. Mi percepción es que tenemos que acompañarles para que se desarrollen. Seguimos el programa de la escuela, pero a veces no hay que mostrar tanto y ellos pueden llegar más lejos de lo que te puedes imaginar", ha explicado.
Y es que la falta de espacio no impide que el aprendizaje sea dinámico. El patio escolar es, en realidad, el parque del pueblo, donde los niños disfrutan de un pequeño campo de fútbol que conecta con la zona de juegos. En esta escuela, la enseñanza se adapta a las necesidades de cada niño y, más allá de los libros, los alumnos participan en proyectos educativos que los conectan con su entorno. Por ejemplo, esta semana han adoptado a Luciana, una codorniz que cuidarán hasta su liberación en colaboración con un parque natural.
Más información
Infancia y tecnología
El problema del abuso de las pantallas también llega a los pueblos pequeños, pero con matices, ya que los alumnos tienen más alternativas al aire libre, según explica. "Nosotros también estamos dentro de la problemática con las tecnologías. Tienen mucha utilidad, pero es un arma de doble filo. Es muy difícil, y todos los padres estamos en el mismo saco. No soy partidaria de prohibir porque genera lo contrario, pero si ponemos unos límites y controlamos la calidad, puede funcionar. Si tu le dejas la tablet a tu hijo, siéntate al lado. Tienes que comunicarte con él para que aprenda que sea crítico con lo que tiene delante", ha dicho Albalate sobre el uso de la tecnología en el centro.
Carles Francino ha preguntado a la profesora acerca del presunto caso de acoso escolar en el IES Leonardo Torres Quevedo de Santander hacia un chico de 16 años con parálisis cerebral motora. "Es un fracaso absoluto de la sociedad educativa y de la administración. Habría que invertir más en salud mental en los niños. Tanto los niños como los profesores y las familias. Es odio, algo que tienen podrido desde su infancia. Nosotros tenemos que detectar esas carencias y acompañarles", ha finalizado reivindicando Albalate.

Álvaro García-Dotor
Periodista cultural. Redactor en La Ventana.




