"Me ha perseguido toda la vida": Pepe Rodríguez ('MasterChef') cuenta lo que hacía su padre con él y él no haría con sus hijos
El cocinero se ha criado entre el ajetreo y el caos de un restaurante

"Me ha perseguido toda la vida": Pepe Rodríguez ('MasterChef') cuenta lo que hacía su padre con él y él no haría con sus hijos
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Pepe Rodríguez ha mamado la hostelería y la cocina desde la cuna. Su abuela Valentina llegó directamente desde Cuba a Illescas donde, en 1934, junto a su hermana Romana, abrió las puertas de El Bohío, el restaurante familiar que después pasó a manos de sus padres y ahora, con el jurado de 'MasterChef' al frente, está cerca de cumplir los 100 años de vida. En sus inicios, era una casa de comidas que servía para quitar el hambre a todo aquel que viajaba por la carretera que conectaba Madrid con Toledo, haciéndose especialmente famosa por su receta de perdices en escabeche.
La tasca cerró, pero volvió a abrir a principio de los años 70, cuando sus padres se pusieron al mando del local con el mismo nombre. Mara Torres ha querido preguntar en 'El Faro' por aquella mesa de madera en el medio de la casa de comidas donde ocurría todo: allí se cortaba, picaba y se emplataba mientras Pepe Rodríguez hacía los deberes. "Era totum revolutum. Todo ocurría allí y era el corazón de aquello", decía el cocinero.
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Pepe Rodríguez: "Si yo hiciese el programa de cocina que me gusta, no lo vería nadie"
Y entre todo el ajetreo del restaurante que llevaban sus padres, hay algo que recuerda Pepe Rodríguez a la perfección. "Me va a perseguir toda la vida", le decía a Mara Torres al pensar en él de niño, queriendo ver Mazinger Z y escuchar a su padre decir: "Pepe, baja". Y es que, como el propio cocinero explica, "no teníamos casa como tal porque aquello era todo abierto". Para entrar en su casa particular, tenía que cruzar la barra del bar llena de gente, con muy poca intimidad. "Siempre había un grito, siempre había un ruido, siempre había algo. Y entonces mi padre, que en aquella época no tenían piedad, nos hacía bajar a los tres hermanos a echar una mano, a hacer lo que fuese: limpiar las tazas, fregar el mostrador...", explicaba.
Pepe Rodríguez afirma que aún, a día de hoy, no se puede creer que su padre les obligase a ayudar tanto en el negocio familiar, especialmente cuando por fin podían ver Mazinger Z y reconoce que él no hace lo mismo con sus hijos. "Ahora que protejo a los míos..." dice el cocinero, que asegura que suele ofrecerse él mismo a hacer cosas en la casa con tal de molestarles si están viendo el fútbol. "Eran otros tiempos", dice entre risas.




