Un neurólogo señala la clave para diferenciar un despiste puntual de una señal de deterioro cognitivo: "Eso tiene que alertar"
Lo fundamental está en la actitud del afectado
Un neurólogo señala la clave para diferenciar un despiste puntual de una señal de deterioro cognitivo: "Eso tiene que alertar"
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¿A tu madre se le olvida el cumpleaños de su nieto, no se acuerda de un número de teléfono o no encuentra las cosas en su casa? Esto podrían ser despistes sin importancia provocados por la sobrecarga mental o el estrés, o señales de que una enfermedad neurodegenerativa está empezando a asomar. Y, según un experto en demencias, la clave para saber si hay que preocuparse está en la actitud del despistado ante los descuidos. Para conocer las diferencias y saber identificar las pistas de la posible aparición de un deterioro cognitivo, Mara Torres ha invitado a 'El Faro' a Javier Miranda, neurólogo especializado en demencia del Instituto Neuro Vertebral del Hospital Recoletos de Burgos.
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Lo primero que destaca el experto es el factor de la edad, señalando que este tipo de conductas por encima de los 50 o 60 años ya pueden hacer saltar alguna alarma, pero sin preocuparnos siempre que se cumplan dos cuestiones: que sea algo puntual y que la persona reconozca el despiste. Por ejemplo, que nuestro padre o madre se olvide del cumpleaños de su hija o hijo, o que no recuerde el teléfono al que siempre te suele llamar.
Si rápidamente reconocen el error, explica Miranda, lo asumen con naturalidad y no se vuelve a repetir en el tiempo, siendo que la persona es consciente del fallo, no deberíamos, en principio, preocuparnos. Sin embargo, la situación cambia si la persona trata de restarle importancia al despiste o busca culpar a terceras personas por su error. "Me preocupa mucho más cuando es una cuestión de que pasa de ello, o incluso, hasta le echa la culpa a terceras personas. Coge y dice 'no, es que viene aquí esta limpiadora o esta cuidadora, viene a casa, me revuelve todo, me lo cambia todo de sitio y por eso no encuentro nada'. Eso sí que es bandera rojísima", reiteraba.
Por tanto, la actitud de la persona que ha cometido la equivocación es crucial para saber si debemos alarmarnos y buscar ayudar profesional. "No le pasa a todo el mundo, pero es muy típico de la enfermedad de Alzheimer, la propia falta de reconocimiento de que uno tiene los despistes y los fallos y los justifica o les quita importancia", explicaba. Más allá de olvidos puntuales, Javier Miranda marcaba como una señal clara para acudir a la consulta del neurólogo cuando el familiar comienza a desorientarse en su rutina, como, por ejemplo, ir al supermercado de su barrio y no saber volver a casa.
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