Carlos Hipólito: "Me aterra pensar que en 20 años podamos perder la democracia"
El actor encarna al célebre violonchelista Pau Casals en 'Música para Hitler', una obra que recrea la tensa visita de un oficial nazi a su casa en el exilio

La Ventana a las 16h | Entrevista a Carlos Hipólito
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Madrid
El actor madrileño Carlos Hipólito se pone en la piel de Pau Casals en Música para Hitler, una pieza de Juan Carlos Rubio y Yolanda García Serrano que reconstruye un momento clave en la vida del legendario músico catalán: su negativa a tocar para Adolf Hitler. La obra, que puede verse hasta el 20 de abril en los Teatros del Canal de Madrid, retrata a Casals como un hombre emocionalmente devastado, comprometido con la paz y coherente hasta las últimas consecuencias. Hipólito ha contado en La Ventana este proceso de muda de piel y qué ha aprendido de Casals mientras se preparaba y documentaba para el papel.

La obra arranca con la llegada de un oficial nazi a Villa Colette, la casa de Casals en el sur de Francia, en 1943. El objetivo: convencer al músico de participar en un concierto en la Alemania nazi. Casals, que ya había rechazado previamente tocar con la Filarmónica de Berlín, vuelve a negarse, esta vez escudándose en su artrosis. Pero el oficial no se rinde fácilmente. En la obra, Carlos Hipólito comparte reparto con Cristóbal Suárez, que interpreta al oficial Johann Grass; Marta Velilla, que da vida a Enriqueta, sobrina del músico; y Kiti Mánver, en el papel de Francesca Vidal i Puig, 'Tití', compañera de exilio de Casals.
Descifrando a Pau Casals
Hipólito afirma que se enfrenta a uno de los personajes más complejos de su carrera: "Sabía que era un genio de la música, un hombre comprometido con los derechos humanos. Pero he descubierto a un tipo entrañable, amable. Fue muy permeable al dolor de los demás. Siendo una estrella de la música, podría haberse ido a Estados Unidos, pero se quedó en el sur de Francia para ayudar a los refugiados españoles que vivían en campos de trabajos. Era un ser extraordinario", ha explicado el actor.
La tensión dramática de la obra reside en los diálogos contenidos, en los silencios, en la contención del personaje. Casals escucha los argumentos del oficial con el rostro tenso, apretando los dientes. El militar le habla de prestigio, de unidad cultural, de Alemania como cuna de la música, pero Casals no cede. Hasta que, finalmente, llega la respuesta firme: «No tocaré para un loco», declama.
La obra está basada en hechos reales y se apoya en toda la documentación sobre la vida del músico. Rubio y García Serrano imaginaron cómo pudo ser esa visita, reduciendo a un solo personaje la presencia de varios oficiales alemanes. La ficción se nutre de la verdad histórica: Casals no solo se negó a colaborar con el régimen nazi, sino que dedicó su vida y su música a defender causas humanitarias. Organizó conciertos benéficos cuyos ingresos se destinaban íntegramente a ayudar a los refugiados republicanos españoles en Francia.
Hipólito admite que el descubrimiento personal de Casals le ha impactado: “Es de los personajes más coherentes que he interpretado. Un hombre con las ideas muy claras. Llamaba al oficial nazi ‘perro rabioso y asesino’, pero también se cuestionaba el sentido de su arte en tiempos de guerra. ‘Europa se desangra’, dice en la obra, ‘¿y qué hago yo para evitarlo? ¿Tocar el violonchelo?’”
Uno de los aspectos más interesantes de Música para Hitler es cómo presenta al oficial nazi. Aunque el personaje muestra momentos de vulnerabilidad, incluso de emoción, la obra deja claro que sigue siendo lo que es: un asesino, alguien capaz de matar por ideología. "Que un soldado nazi ame la música de Bach y pueda emocionarse tocándolo no quiere decir que no pueda asesinar a alguien dos minutos después. No blanqueamos ningún comportamiento, solo humanizamos a ese verdugo. Son gente muy parecida a nosotros, no son demonios con cuernos y un tridente en la mano", ha dicho Hipólito sobre las críticas que les acusan de blanquear a los nazis en la obra.
Más información
¿La Historia se repite?
Según el actor, la actualidad ha puesto a la obra de actualidad a pesar de haberse escrito hace diez años. "Es una obra que ocurre en los años 40 del siglo pasado. En los años 20 se sembraron las condiciones para que tres dictaduras terribles se adueñaran del poder. Estamos en los años 20 del siglo XXI. Me aterra pensar que en 20 años podemos perder la democracia. En la toma de posesión de Trump se vio a uno de sus socios hacer un saludo nazi", ha dicho Hipólito sobre los tiempos políticos y sociales convulsos que se asemejan a los que tienen lugar en la obra. "Al igual que Casals dijo no con su música, nosotros debemos decir 'no' con nuestro voto", afirma.
Para el intérprete, la cultura tiene un rol muy importante que desempeñar en esta situación de inestabilidad "El teatro debe servir para intentar que los espectadores reflexionen. Si las armas de Pau Casals eran la batuta y el violonchelo, las nuestras son la palabra y los personajes que representamos en el escenario. El teatro tiene que ser un espejo para la sociedad para no cometer errores del pasado. Esta obra es muy útil porque nos da un ejemplo de cómo se puede mantener la dignidad a pesar de las consecuencias", ha finalizado el actor.

Álvaro García-Dotor
Periodista cultural. Redactor en La Ventana.




