La Audiencia Nacional investiga a un comisario de Policía por acoso y agresión sexual a una subordinada en la embajada española en India
El juez De Jorge adelanta su citación al 21 de abril, cuando declarará como imputado

Vista de la Audiencia Nacional en Madrid. / Mariscal (EFE)

El titular del Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, Francisco de Jorge, investiga a un comisario de la Policía Nacional, consejero de Interior de la embajada de España en India, por delitos de agresión sexual y acoso laboral y sexual así como lesiones y amenazas sobre su subordinada en la legación diplomática que se habrían producido desde julio del año pasado, cuando ella se incorporó al puesto.
En un auto adelantado por El Confidencial y al que tuvo acceso la SER, el magistrado abre causa contra él y pide a la Fiscalía que aporte las diligencias de investigación que venía practicando a puerta cerrada tras recibir denuncia sobre estos hechos. Ya en marzo, la mujer había dado cuenta a sus superiores. De Jorge cita al comisario, Emilio D. como imputado el 21 de abril.
La querella narra todo tipo de episodios que la mujer fue documentando grabando las llamadas y guardando los mensajes que recibía de su superior. Consta además la grabación de una cámara de seguridad de su propio domicilio que habría captado una de esas presuntas agresiones, en este caso, un beso no consentido cuando ella estaba mareada y con los ojos cerrados en el sofá. Lleva cuatro decenas de documentos adjuntos y una pericial.
"Vete a casa, date una ducha y saca el satisfyer"
Su relato es el de una situación asfixiante con epicentro en la oficina que ambos compartían sin más personal alrededor pero que se proyectó en público y delante de terceros. Cuenta que sufrió un marcaje por parte del comisario, que rondaba su casa aunque no le pillase de camino y le mandaba mensajes para hacérselo saber ("cierra la ventana que te entran los monos"), que preguntaba de continuo a otros sobre lo que hacía o dejaba de hacer, que intentaba aislarla metiéndole miedo sobre personas con las que se relacionaba. Que la amenazaba.
El relato se salpica con textuales que él le enviaba ("si yo te digo que no salgas a la calle sola, no salgas") y en los que abundan mensajes de tono sexual ("vete a casa, date una ducha y saca el satisfyer", "¡Coge el satisfyer!") que nada tenían que ver con el ámbito laboral en el que se movían y que a ella le indicaban que la tenía vigilada.
Sin salir de este apartado, detalla referencias de índole sexual como "me da igual verte en bragas" o "ponte escotes para estas fiestas, que tienes un escote muy bonito”, indicación que le daba porque, sostenía, eso a un tío "lo va a aflojar". En paralelo, le hacía conforme dice la querella, todo tipo de insinuaciones, le agarraba por la cintura o le daba abrazos sin consentimiento alguno.
"Te voy a apretar, te va a salir sangre"
En esta línea, añade como hecho un episodio en que ella se mareó en el trabajo y él la acabaría llevando a su casa. Estaba tendida en el sillón, con los ojos cerrados y él se echó sobre ella y la besó en los labios. La querella adjunta la grabación de la cámara de movimiento que la mujer tenía instalada dentro de casa para acreditarlo.
Pero hay más. La querella refiere llamadas y mensajes a deshora a su móvil personal, el español, con órdenes directas si ella no contestaba: "Que te vayas al baño con el teléfono, que cagues con el teléfono".
También amenazantes, ya fuese sobre su puesto de trabajo o sobre su persona: "Con esto te voy a apretar, T. Te voy a apretar. Te lo juro. Te va a salir sangre. Te va a salir. No, no, escúchame. Te va a salir sangre”, le dijo en una de las conversaciones cuya grabación se aporta en la querella, impulsada por el bufete Frago y Suárez. "¿Te doy una hostia? Sí, a ver si con un ojo morado...”, "Te dejo, o sea, como un trozo de carne. Te reviento", son otras de las expresiones que ella escuchó al otro lado de la línea de teléfono.
"Un comportamiento inaceptable"
Suma un episodio en una fiesta de Navidad a la que ambos fueron invitados en la Embajada de Hungría. En mitad de un discurso y cuando la mujer estaba hablando en voz baja con otro invitado, el comisario "la agarró del brazo violentamente, la obligó a girar y la apartó de la persona con la que estaba hablando". "Acto seguido, como la tenía sujeta del brazo, la empujó y la dirigió a una zona de la sala apartada para abroncarla. Posteriormente, la hizo salir de la sala para poder seguir reprendiéndole sin que le escuchase nadie", relata la querella.
El cónsul de la Embajada de Hungría escribió a la mujer haciéndole saber que había sido testigo de lo sucedido y le había costado "no decirle cosas malas" a su jefe. Ella contactó de nuevo para preguntarle si podría contar con su testimonio y él firmó una carta relatando con detalle lo que vio y poniéndose a disposición. "Como en Hungría este comportamiento es inaceptable, quise hablar con tu jefe, pero mi colega me contuvo. Con gran remordimiento escribo estas líneas, pues sigo pensando que debería haber intervenido. Cuenta con todo mi apoyo, y si alguien quiere ponerse en contacto conmigo, que me llame", dice el escrito que también se aporta.
El juez ha abierto causa contra el comisario, le ha citado a declarar el 21 de abril y ha programado asimismo la toma de declaración de la mujer y de los peritos que dieron fe de los mensajes y las conversaciones que ella aporta, así como ha requerido ya documentación para empezar a practicar diligencias. Se trata del mismo instructor que sentó en el banquillo al expresidente de la RFEF, Luis Rubiales, condenado en primera instancia por agresión sexual a la jugadora Jennifer Hermoso.




