El peligro de que Europa se deje inundar por la política industrial de China
Las industrias locales en los países importadores a menudo no pueden competir, lo que lleva al cierre de fábricas, pérdida de empleos y la erosión de las capacidades industriales

Los trabajadores de la fábrica internacional de ropa Nien Hsing producen pantalones para el mercado estadounidense / KIM LUDBROOK (EFE)

Madrid
En las últimas décadas, el mercado global ha sido profundamente transformado por la avalancha de productos chinos de bajo costo. Si bien la asequibilidad y disponibilidad de estos bienes han ofrecido beneficios innegables a corto plazo para los consumidores, las consecuencias a largo plazo para las economías nacionales, especialmente en los países en desarrollo e incluso en algunos desarrollados, han sido mucho más perjudiciales. La frase "los productos baratos chinos inundan los mercados" no es solo una expresión, sino una realidad económica con implicaciones profundas.
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China produce una amplia gama de bienes artificialmente baratos (vehículos eléctricos fuertemente subsidiados, productos electrónicos de consumo, juguetes, acero de calidad comercial y más), pero gran parte de ese comercio estaba destinado al amplio mercado estadounidense.
Ahora que muchos de esos productos se enfrentan a un muro extraordinario de aranceles gracias al presidente Trump, aumenta el temor de que más productos sean objeto de dumping en Europa, lo que debilitaría las industrias nacionales de España, Alemania, Italia y Francia entre otros países de la Unión Europea.
Europa, atrapada en la guerra comercial de Trump con China
Una de las principales fuerzas impulsoras detrás de la masiva exportación de productos chinos baratos es la política industrial de China, que se basa en la producción en masa, bajos costos laborales y subsidios estatales. Estos factores permiten a los fabricantes chinos producir bienes a precios significativamente más bajos que los de sus competidores en otros países. Como resultado, las industrias locales en los países importadores a menudo no pueden competir, lo que lleva al cierre de fábricas, pérdida de empleos y la erosión de las capacidades industriales.
Europa se encuentra ahora atrapada en medio de la creciente guerra comercial de Trump con China. Los líderes europeos se mueven en una delgada línea entre la capitulación y la confrontación, con la esperanza de evitar convertirse en daños colaterales del enfrentamiento entre los dos gigantes.
Las consecuencias no son solo económicas, sino también sociales. El desempleo, especialmente en regiones fuertemente dependientes de la manufactura, puede llevar a un aumento de la pobreza, Además, la calidad de muchos de estos productos baratos ha sido puesta en duda. Aunque los precios bajos atraen a los consumidores, estos bienes a menudo tienen una vida útil más corta, lo que lleva a reemplazos frecuentes y mayor generación de desechos.

Victoria García
En la SER, desde hace casi tres décadas, con algunas ausencias. Antes en Antena3 Radio y TV. Trabajé...