Muere a los 89 años Mario Vargas Llosa, el gran escritor en lengua castellana y autor de obras cumbres de la literatura
Nacido en Perú con nacionalidad española ganó el Premio Nobel y revolucionó la literatura en castellano con obras maestras como 'Conversación en la catedral' o 'La ciudad y los perros'

El escritor Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, ha fallecido este domingo a los 89 años de edad en la capital de Perú, Lima, según ha informado su familia a través de un comunicado, sin que haya hecha pública la causa del fallecimiento. "Su partida entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores alrededor del mundo, pero esperamos que encuentren consuelo, como nosotros, en el hecho de que gozó de una vida larga, múltiple y fructífera, y deja detrás una obra que le sobrevivirá", han señalado sus hijos, Álvaro, Gonzalo y Morgana Vargas Llosa. Sus familiares han anunciado que no tendrá lugar ninguna ceremonia pública por su fallecimiento y han señalado que confían "en tener el espacio y la privacidad para despedirlo en familia y en compañía de amigos cercanos". "Sus restos, como era su voluntad, serán incinerados", han agregado.
Mario Vargas Llosa era el último exponente del boom latinoamericano. Fenómeno que cambió las letras hispanas para siempre. Ganador del Premio Nobel en 2010, el escritor peruano, nacido en Arequipa, Perú, en 1936, es uno de los autores más importantes de la literatura mundial gracias a obras como Conversación en la catedral o La ciudad y los perros. Vargas Llosa ha fallecido en Lima, Perú, a los 89 años, donde residía desde 2022, según han informado sus hijos, Morgana y Álvaro Vargas Llosa en un comunicado.
Nacido en una familia acomodada de Perú, pronto se enamoró de la literatura y a ella se encomendó pese al recelo de sus familiares, que venían de estirpe militar. "Aprender a leer fue para mí un hecho absolutamente fundamental, recuerdo con enorme entusiasmo, con enorme alegría, lo que fueron las primeras historias que podía leer, de tal manera que la lectura se convirtió desde esa edad, que era una edad muy pequeñita, en el gran placer de mi vida". Y así, entre libros, su infancia trascurrió en dos países, Bolivia y Perú, y sus primeros trabajos tuvieron algo que ver con las letras, aunque más con el periodismo. Estudió Letras y Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos mientras continuaba colaborando en periódicos y revistas, llegando a ser editor de los Cuadernos de Composición y la revista Literatura.
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Su vida cambia cuando en el año 58 logra una beca para venir a Madrid, a la Complutense y un año más tarde se traslada a París, y allí trabaja en diferentes medios hasta que logra entrar en la Agencia France Press y, más tarde, en la Radio Televisión Francesa, donde conoce a numerosos escritores hispanoamericanos. La faceta periodística nunca la abandonó del todo, pues hasta estos últimos días ha seguido escribiendo sus tribunas en el diario EL PAÍS.
Su estilo innovador trata temas sociales que afectan a la gente y con su locuacidad y expresividad expone su pensamiento de forma contundente. Su estilo directo, lleno de adjetivos, con un vocabulario apabullante y rico lo convertirían en una de las grandes promesas de la literatura, junto al colombiano Gabrial García Márquez. Escribió Los jefes, un libro de relatos con buena acogida, pero su primer gran éxito fue La ciudad y los perros, novela que publicó en 1962 y que fue galardonada con el premio Biblioteca Breve. En ella narraba la dura experiencia que pasó en un colegio militar al que sus padres lo llevaron precisamente para que dejara de escribir.

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El interés que despierta su primera novela se acrecienta cinco años más tarde, cuando recibe el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos por La casa verde, un relato que ambienta en la selva amazónica, después de un viaje que realizó antes de irse a España. Ese escenario, la selva, también le serviría para otro de sus éxitos, el de Pantaleón y las visitadores en 1973, donde cuenta cómo un grupo de prostitutas atendía a los soldados del ejército peruano, algo que siempre dijo que era real. Una década después volvería al Amazonas con El hablador.
La beca en España se acabó y Vargas Llosa se fue a París con la mala suerte de que le fue denegada otra ayuda económica. Se dedicó entonces, en la ciudad francesa, con más ahínco a la escritura y a la traducción. Fue también en esa época cuando se casó con Patricia Llosa, primera hermana y sobrina materna de su primera mujer, la madre de sus tres hijos, Álvaro, Gonzalo y Morgana, de la que no divorciaría hasta décadas después, cuando comenzó otra relación mucho más mediática, la que ha mantenido con Isabel Preysler.

Fue en Francia cuando escribe La ciudad y los perros y entra en contacto con Carlos Barral, director de la editorial española Seix Barral. Sería uno de los contactos más importantes de su carrera, con permiso de Carmen Balcells, la agente barcelonesa que se interesó por el escritor en el año 66 y que le consiguió un ansiado sustento económico. Esa seguridad le permitió publicar en 1969 Conversación en la Catedral, una de sus obras más redondas y complejas, en la que abordaba la corrupción política y moral del Perú de los años 50 a través de un periodista, Santiago Zavala, un álter ego del escritor y contiene uno de los mejores inicios de una novela en todos los tiempos, cuando el protagonista se plantea eso de "¿en qué momento se había jodido el Perú?". Poco después aprueba el Doctorado en Filosofía y Letras por la Complutense con una tesis sobre García Márquez, que publicaría en 1971 bajo el título de García Márquez: historia de un deicidio.
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Una década después, en los 80, su narrativa se vuelve más política y se aleja de Perú. La guerra del fin del mundo, su primera novela histórica, así lo demuestra. Cambió su estilo contando una revuelta antirrepublicana en Brasil. Fue la época también de ¿Quién mató a Palomino Moreno?, una novela policíaca con la que ahondaba en la corrupción de Perú. Sobre la violencia como algo ligado a la historia de su país habla también Historia de Mayta, a través de la reconstrucción de la figura trotskista del peruano Alejandro Mayta. En ella hay una anécdota curiosa que prueba que fue un escritor que no temía al humor. Un hombre asiste a una tensa reunión de revolucionarios políticos y teme que la pila de revistas Voz Obrera sobre la que está sentado se caiga y le deje en ridículo.
También en lo político la vida de Vargas Llosa es intensa. Ligado al comunismo, como otros escritores de su generación, Carlos Fuentes, Julio Cortázar y García Márquez, es en la década de los 80, cuando ya contaba más de 40 años, abandona sus ideas comunistas de juventud y se declara liberal. Llegó a presentarse a unas elecciones en Perú en 1990, en las que perdió frente a Fujimori, y no ha cesado de comentar la actualidad política y social.
Tras ese escarceo político volvió a ocuparse en la literatura y en 1993 publicó su libro autobiográfico El pez en el agua, una novela Lituma en los Andes y su obra de teatro El loco de los balcones. Después llegarían la novela erótica Los cuadernos de don Rigoberno -ya había abordado el género con Tusquets en Elogio de la madrastra-, y la magistral La fiesta del Chivo, ambas con Alfaguara, ya en el año 2000, un retrato del dictador dominicano Trujillo. A esta novela le siguió otra historia sobre personajes reales, sobre la feminista Flora Tristán y su nieto el pintor Paul Gauguin en El Paraíso en otra esquina. En mayo de 2006, presentó su novela Travesuras de la niña mala, ambientada en el barrio de Lavapiés, en Madrid, y en 2010 El sueño del celta, con la que volvía al género histórico y al colonialismo y genocidio belga. Es curioso que en 2013 vuelva a Perú en El héroe discreto, contando la vida de dos empresarios peruanos. Cinco esquinas y Tiempos recias. En octubre de 2023 publicó su última novela, Le dedico mi silencio, que se cerraba con un escueto colofón en el que anunciaba su adiós a la ficción. Dos meses más tarde se despedía también del columnismo periodístico, es decir, de su Piedra de toque, la tribuna que desde 1990 publicaba quincenalmente en EL PAÍS.

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Admirador de Thomas Mann, de William Faulkner, de Dumas y Víctor Hugo, Flaubert y su Madame Bovary, y de Borges, la literatura de Vargas Llosa es, en parte, un borrón y cuenta nueva, pero por otro lado una continuación de los grandes narradores europeos, españoles y americanos. Nunca ocultó su gran debilidad por el Titant lo Blanc, de Joanot Martorell, novela de caballerías, escrita en valenciano, que fue la de las pocas que Cervantes salva en Don Quijote de la Mancha. "Una ficción es un entretenimiento sólo en segunda o tercera instancia, aunque, por supuesto, si también no lo es, ella no es nada. Una ficción es, primero, un acto de rebeldía contra la vida real y, en segundo, un desagravio a quienes desasosiega el vivir en la prisión de un único destino", dijo en su discurso de agradecimiento del Premio Cervantes allá por 1994. Ya había recibido el Príncipe de Asturias en 1986.
"Porque esas vidas prestadas que son nuestras gracias a la ficción, en vez de curarnos de nuestros deseos, los aumentan y nos hacen más conscientes de lo poco que somos comparados con esos seres extraordinarios que maquina el fantaseador agazapado en nuestro ser", continuaba Vargas Llosa, su vida estuvo en sus primeras novelas presente de alguna manera. A su experiencia en el colegio de La ciudad y los perros se sumaría el relato íntimo de su relación con su propia tía en La tía Julia y el escribidor (1977).
Mario Vargas Llosa es un autor que ha cultivado todo. La novela total fue su obsesión, pero no ha dejado de lado el teatro, con obras como La huida del Inca, que escribió en sus inicios, El loco de los balcones o El año de la peste. Ha escrito poesía, cuentos infantiles, memorias y ensayo. De hecho, su último libro publicado, hace apenas unas semanas es un ensayo sobre Pérez Galdós. Y obra periodística. Diarios sobre Irak, sobre su admirado Albert Camus, sobre Israel y Palestina. Títulos como Contra viento y marea o Piedra de toque recogerán para siempre las claves de su pensamiento político, literario e intelectual.
En cuestión de agradecimientos, el escritor peruano lo ha logrado todo. El Cervantes, el Princesa de Asturias y desde 1996 ocupa el sillón L como académico de la Real Academia de la Lengua Española. Por su excelente conocimiento del francés, trabaja en distintas traducciones de este idioma al español. Y el año pasado, en 2021, le llega un enorme reconocimiento desde París: le eligen miembro de Academia Francesa. Es el primero académico que no ha publicado jamás en lengua francesa y el segundo nacido Latinoamérica. Ese mismo año, el rey Juan Carlos I le nombra primer Marqués de Vargas Llosa. Sin duda, el momento culmen de su carrera llegó en 2010 ganando el Premio Nobel de Literatura.
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Sus novelas han sido y siguen siendo clásicos que leen millones de personas en todo el mundo. Suele situar la acción de la mayoría de sus obras en Perú y ha narrado como nadie los problemas de las distintas clases sociales, las cuestiones raciales y los momentos políticos adversos que aquejan al país.

Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...




