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De Gaspar de Portolá a Miguel de Cervantes: los viajeros más extraordinarios de la historia

Marta Fernández trae a la 'Academia de saberes inútiles' algunos de los personajes más viajeros de la historia y sus anécdotas

Los viajeros más extraordinarios de la historia: de Gaspar de Portolá a Miguel de Cervantes

Los viajeros más extraordinarios de la historia: de Gaspar de Portolá a Miguel de Cervantes

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Madrid

En una semana de viajes, desplazamientos y vacaciones de Semana Santa, Marta Fernández hace una recorrido por los viajeros más extraordinarios de la historia en esta nueva edición de La Academia de Saberes Inútiles.

Gaspar de Portolá

En esta Academia hemos descubierto que los españoles somos muy de ir de expedición buscando un sitio y acabar en otro. Hoy ya casi nadie se acuerda de Gaspar de Portolá, el primer europeo en ver la Bahía de San Francisco, eso sí, sin saberlo. El pobre creyó que había llegado a la Bahía de Monterrey, que era donde le había mandado su jefe, Carlos III. Un despiste en 1768 cuando lo de medir la longitud no estaba muy conseguido.

Su expedición marchó durante 1.900 kilómetros desde La Paz -hoy en México, en la Baja California- primero por mar y después por tierra para no perderse. Y se cree que ese fue el error, porque atravesando las colinas pasaron al lado de Monterrey, pero las nieblas no les dejaron ver la bahía. Seis meses estuvieron dando vueltas, hasta que les ayudaron los indios de la zona.

El punto desde el que Gaspar de Portolá vio la bahía de San Francisco sin saberlo es un lugar muy popular hoy entre los excursionistas del parque Nacional del Golden Gate. Y allí hay un monumento de piedra recordando su sueño californiano.

Thomas Jefferson

En 1803, Napoleón para fastidiar a España decidió venderle a los americanos el territorio de la Luisiana. Que era mucho más grande que el estado actual: llegaba desde el Golfo de México hasta la frontera con Canadá. Y tres años después, el Presidente Jefferson obsesionado con abrir el país al Pacífico, por el libro de El libro era el Viaje al Océano Pacífico del Capitán Cook, se dijo: "Vamos a explorar a ver qué hay".

Mandó a dos expedicionarios, Lewis y Clark, acompañados por los mejores militares y científicos. Todos ellos recibieron un entrenamiento especial y Jefferson los llamó el Cuerpo del Descubrimiento. El Presidente tenía muy claro que para que Estados Unidos fuera grande, Lewis y Clark tenían que asegurarse el comercio con los pueblos indios del Oeste. Es decir, el viaje era sobre todo una expedición comercial.

Tras 886 días de viaje llegaron al Pacífico, a la costa del actual Oregón. Recorrieron las grandes praderas, remontaron el río Missouri, atravesaron las Montañas Rocosas, vieron animales desconocidos y paisajes alucinantes. Llegaron a acuerdos comerciales con las tribus indias y dejaron amigos por el camino. Y todo porque Jefferson leyó un buen libro.

Agatha Christie

Fue viajera desde niña, cuando iba con sus padres a Francia a pasar los veranos. Allí aprendió la característica pronunciación que luego tendría Poirot. Y como era una muchacha inglesa bien, cuando acabó sus estudios, en 1907, con 17 años se fue a pasar el invierno a Egipto, pasó tres meses en un hotel en El Cairo, que le sirvieron de inspiración para sus primeros pinos como escritora.

Años después, se casó con Archie Christie, un oficial británico, y junto a él daría la vuelta al mundo en 1922. Un viaje en el que Agatha aprendió a hacer surf en Sudáfrica, perfeccionó su técnica en Waikiki y se volvió loca haciendo fotos en el desierto de Tasmania. Un nuevo amor la llevó tiempo después de excavación en excavación, de Mesopotamia a Egipto, inspirándose para sus novelas.

Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyfe fue un viajero incansable desde los 16 años. Con esa edad fue a Austria y de allí a París. Con 21 años estuvo siete meses en el Ártico sirviendo como cirujano. Después le mandaron a la costa occidental de África. Recorrió Europa del sur de Francia a Noruega. Y con 34 años fue por primera vez a Suiza y se enamoró de las Cataratas de Reinchenbach, donde después haría morir a Sherlock Holmes. En 1894 pasó tres meses de gira por Estados Unidos. En 1895, viajó durante seis meses desde Egipto a Sudán. En la Primera Guerra Mundial iría al frente a ver a su hermano y a su hijo. En 1920 viajaría por primera vez a Australia. En el 28 circunnavegó el continente africano. En el 29 hizo una gira de Dinamarca a Escandinavia. Y ese sería su último viaje, porque moría un año después.

Miguel de Cervantes

Hay grandes escritores que fueron también grandes viajeros. Como el más grande de nuestra literatura, que abandonó España por Italia, allí se enroló en un barco y se fue a una batalla en el Golfo de Corinto, recorrió el Mediterráneo, se quedó a vivir en Nápoles y cuando volvía a casa, frente a la Costa Brava, le hicieron preso y le mandaron a Argel. Miguel de Cervantes fue nuestro autor clásico más viajero. Y El Quijote es también la historia de otro viaje alucinante.

Alba Villanueva

Alba Villanueva

Estudiante de periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Antes en Radio León.

 

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