Isabelle Huppert: "No voy a echarme piropos, pero soy una actriz que no tiene miedo"
La actriz estrena 'La viajera', la nueva película del director coreano Hong Sangsoo, donde interpreta a una profesora de francés con un método poco ortodoxo

Isabelle Huppert en el pasado Festival de San Sebastián (Photo by Carlos Alvarez/Getty Images) / Carlos Alvarez

Madrid
Isabelle Huppert no parece tener miedo a nada. Más bien, no teme a ningún papel, por raro y alejado de su realidad que sea. Se subió a una barcaza en Filipinas y se adentró en la jungla de la mano de en Brillante Mendoza. Ha rodado en inglés y, por supuesto, en francés, a las órdenes de directores como Chabrol, Ozon, Denis, Verhoeven, Haneke. Quizá una de sus colaboraciones más recientes y reincidentes sea la que mantiene con el coreano Hong Sangsoo. “No me voy a echar piropos, pero creo que a mí no me da miedo salir de mi universo e ir más allá. Tampoco quiere decir que sea estúpida o ingenua y que acepte cualquier cosa”, nos dice en una entrevista durante el pasado Festival de San Sebastián. Por allí andaba Albert Serra, director con el que dice le encantaría trabajar. “Claro que sí, cómo no”.
Huppert ha estado durante este año subida a los escenarios con Romeo Castellucci, en una obra en la que tuvo hasta malas críticas de algunos espectadores al principio. No parece importarle mucho a la actriz que desprende genio y figura. “La cualidad más importante que tengo como actriz tiene que ver con la curiosidad. Tengo mucha curiosidad por todo y me gusta conocer a gente, incluso a gente alejada de mi realidad. Esos encuentros me dan mucho”. Se refiere a ese encuentro que mantiene con Hong Sangsoo, con el que ha rodado tres películas y con el que ahora estrena en cines 'La viajera', que ganó el Gran Premio del Jurado en la Berlinale de 2024. “Él es un director coreano que hace sus películas en Corea y yo soy una actriz francesa. A priori, no había mucho que nos uniera, pero ambos sentimos curiosidad y finalmente nos conocimos”.
Del director destaca su manera insólita de trabajar. Sin guion y de manera sencilla. “Muy pocas personas trabajan así. Solo éramos tres personas las que estábamos en el set: él, la sonidista, su ayudante y los actores. El resultado es una gran película. No hay guion, hay diálogos, que se seleccionan por la mañana, pero no hay más indicación. De tal manera, que llegas al set y sabes que tienes que interpretar”, contaba sobre el modo de trabajar en esta y en las anteriores películas. Una especie de salto al vacío sabiendo que debajo está uno de los directores más queridos por los festivales de autor europeos y por el público cinéfilo, cuyas películas rezuman bonhomía y arte. “Tengo mucha confianza en el proceso, porque sé perfectamente que vamos hacia alguna parte. No sé adónde. Pero él lo sabe, y eso es suficiente para mí”, añade.
Todo eso se hace en tiempo récord. Solo trece días de rodaje, nos decía la actriz. “Es un cineasta único, capaz de hacer películas como ningún otro, casi sin dinero. Para mí, lo más característico es que hace películas en muy poco tiempo, pero a la vez se toma mucho tiempo en hacerlas Tuvimos 13 días de rodaje o quizá menos, pero eso no significa que todo fuera precipitado o improvisado, nada de eso, dentro de ese tiempo él es cuidadoso”.
En La viajera interpreta a una mujer que da clases de francés en Corea. Es un personaje del que sabemos poco, que anda perdida en la traducción a veces y que tiene un método muy original y nada ortodoxo para enseñar su idioma, que consiste en expresar las emociones y olvidar la gramática. “Es alguien que enseña cosas al resto, pero al mismo tiempo aprende. Eso me resultó bastante bonito, porque en el fondo, en la vida, siempre nos movemos en ese doble movimiento con los demás, le quitamos a alguien y al mismo tiempo te dan a ti”, definía a su personaje, divertido y loco, un registro diferente, porque a pesar de su gran carrera, ella sigue demostrando que puede hacer las cosas distintas, que hay muchos tipos de mujeres y de personajes. Un movimiento, el de dar y recibir, el de aprender y enseñar que está también en Rodas las artes, incluso en el cine. “Esto es aplicable a todas las representaciones artísticas que juegan con la imaginación: la pintura, la música, la literatura. Pasa también cuando te enfrentas a representaciones, a veces incluso excesivas o monstruosas, te abandonas en ese momento, pero también vuelves a ti mismo”, dice sobre una película que habla del lenguaje, de la incomunicación y de las relaciones humanas, siempre con el cine y la poesía como centro.
Ese es el proceso, para Huppert, de la interpretación, que es diferente con cada papel, en cada título, en cada escenario. Por eso rehúsa tener un método concreto como actriz. “No puedo tener un método, digamos que tengo una forma propia de hacer las cosas, pero no creo que sea un método. Me gusta ser porosa, receptiva. En estar presente, en confianza, en ser realmente”. Sin embargo, sí tiene algo claro, para Isabelle Huppert hay un momento clave, que consigue salvar barreras idiomáticas, problemas técnicos, lo que sea, tiene que ver con algo mucho más primitivo: “La mirada de un actor y la cámara es la misma en todo el mundo, eso no cambiará nunca y yo soy una portadora de eso”. Entre el director coreano y ella se estableció esa mirada. Juntos han contribuido a crear historias donde se retrata la vida de manera diferente. “Es un retrato de la vida mágico, porque se hace a través de representaciones que se alejan de la noción de personaje o de la historia. Restaura la vida en sus películas”.
Huppert tiene halagos para aquellos creadores que se salen de lo común. Le gusta Almodóvar, de hecho, ella fue la presidenta del Jurado que le dio el León de Oro a 'La habitación de al lado'. También Serra o Sorogoyen. Precisamente en Venecia, cuando tuvo que anunciar el palmarés lanzó un discurso de ánimo sobre el cine. Dijo que el cine de autor estaba en buena forma. “Bueno, no iba a decir que solo había visto películas horribles. Quería que la noche empezara bien”, bromea cuando le preguntamos por ese momento. “Es cierto que vimos muchas películas interesantes, pero también lo es que el cine pasa por un momento frágil. Cada uno lo ve de una manera, por un lado tenemos a Godard, que veía siempre la botella medio vacía, y que toda su vida dijo que el cine estaba destinado a desaparecer. Otros son más optimistas. Yo prefiero pensar que no va a desaparecer. Ahora sí me pregunto a qué precio va a costar y qué esfuerzos habrá que hacer”, reflexiona la actriz que, hasta el momento, no ha trabajado para ninguna plataforma.
“Puede ser divertido, no te voy a mentir”, responde sobre la posibilidad de hacerlo en un futuro cercano. “Soy como todo el mundo, estoy cómoda en mi sofá cuando veo series, aunque veo pocas Así que supongo que también podría ser divertido como actriz”. De momento, entre sus nuevos proyectos está un personaje inspirado en Liliane Bettencourt, heredera de L’Oréal, una vampira en una película que estará en el próximo Festival de Cannes. Además, como productora, trata de levantar una adaptación de un cuento de Alice Munro. Mientras, se ha convertido en imagen de Balenciaga, una marca, dice, tan arriesgada, como ella.

Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...




