Los hijos de fruta

Madrid

La llamada “nueva derecha”, antes conocida como derecha cavernaria o, más en confianza, los fachas, está haciendo de la política algo inapropiado para el horario infantil. Incluso para los niños de hoy, que tienen internet y no se espantan por cuatro procacidades.

Se me ocurre por ejemplo eso que dice Trump de que hay que viajar a Washington para besarle el culo. Prefiero no pensarlo. Aunque se trate de lenguaje figurado, da muchísimo asco. Y habrá quien tenga que hacerlo. En fin, dejémoslo.

Ayuso popularizó en España aquello del “hijo de fruta”. En su momento pareció un poco de mal gusto. Pero Ayuso es Heidi en comparación con el argentino Milei, que lo grita todo el rato en versión original y sin subtítulos. No puedo reproducir aquí y ahora, en la radio y en plena semana santa de pasión vacacional, las cosas que dice Milei en sus discursos.

Esta gente hace sus políticas de siempre, las de los señoritos: despedir, privatizar, estrangular la sanidad pública, acosar a las buenas universidades para sustituirlas por otras, privadas, donde se expenden títulos rutilantes a quienes pueden pagarlos. Son lo de siempre, pero hablan como matarifes borrachos (con perdón de los matarifes) porque les parece que así conectan con el pueblo.

Lo peor del caso es que la nueva derecha (o sea, el facherío de toda la vida) dice sus burradas en nombre de una supuesta “guerra cultural”, e inflige de esta manera el peor insulto a la pobre cultura. Antes gritaban “muera la inteligencia, viva la muerte” y se les entendía mejor.

Me llamo Enric González. Les deseo un feliz sábado, santo o profano, como prefieran.