Bola de 'set' en contra, mal primer saque... y Carlos Alcaraz se llevó la ovación del Godó sacándose una genialidad de la chistera

También cuando la gran final del Conde de Godó empezó a ponerse cuesta arriba se encargó Carlos Alcaraz de poner en pie al público de Barcelona. Parecía todo ya perdido en el primer set cuando, en el décimo juego del sábado, el tenista murciano se vio en una situación crítica ante Holger Rune. El danés gozaba de un 5-4 favorable al resto cuando un servicio dubitativo de Alcaraz encendió todas las alarmas. De dos bolas de set dispuso entonces su rival, que cuando ya se relamía con cerrar el primer parcial a su favor recibió un alarde de genialidad que puso en pie el graderío del Real Club de Tenis de Barcelona.

Salvó con solvencia el primer punto crítico de la final y se encomendó de seguido a otro saque sin margen de error. Por si fuera poco, tuvo que recurrir Alcaraz a su segundo servicio al no haber conseguido acertar con el primer golpeo. Pero así, sin red, el de El Palmar logró revertir un juego que hizo gala de la personalidad superdotada que ha sumado a una muñeca de altísima precisión.

Porque Alcaraz, que se frotó las manos después de que el revés de Rune no fuese el más dañino tras poner la pelota en juego, tuvo el carisma suficiente para jugársela a 'todo o nada' con una dejada milimétrica que sobrecogió el corazón de los espectadores. El propio Alcaraz fue el único que pareció no inmutarse en este escenario, alzando su puño hacia el aire tras salir indemne de un inoportuno 15-40 en contra.

Acabó haciendo bueno los riesgos asumidos concretando a continuación el 5-5. Fue la antesala del tie-break que decidió el set, aunque en estas cotas terminó agotando las vidas en la cuerda floja y encomendándose a una remontada más a fuego lento. Y es que, aunque llegó a salvar cuatro bolas de set en contra en toda la primera manga, a la quinta fue la vencida para un Rune que obligó a Alcaraz a llevar el partido a tres tiempos para apurar sus opciones de alzar el trofeo barcelonés por tercera vez en su carrera y con solo 21 años.