Cinco clásicos divertidos que deberías leer

Primera recomendación es La Odisea, de Homero, básicamente, porque es un libro de aventuras: donde un héroe griego, Ulises, pierde al llegar a casa, después de la guerra de Troya. En ese viaje de vuelta a Ítaca, su hogar, donde le esperan su esposa Penélope y su hijo Telémaco, le pasan mil peligros y batallas: las sirenas, Polifemo, Circe, etc. Está escrita en verso y su importancia es tal, además de ser divertida y vibrante y llena de tensión, es que su forma de contar el viaje del héroe ha quedado hasta nuestros días, pues, como dice Bell, cualquier narración repite el esquema de La Odisea. Además, Christopher Nolan está rodando justo ahora la adaptación al cine más ambiciosa.

Segundo clásico: La Celestina, de Fernando de Rojas. Aunque el autor nos haga creer en el prólogo que es anónimo y que él encontró este texto que ahora publica, de Rojas forjó esta obra entre la Edad Media y el Renacimiento, en una época de cambio social, económico y cultural. La Celestina, que también tiene adpatación al cine con Penélope Cruz y Juan Diego Botto, es una historia de amor, que cuenta el flechazo a primera vista entre Calixto y Melibea y cómo esa historia se complica en una sociedad hipócrita, con diferencia de clases, y con una moral cristiana todavía muy fuerte. Un libro lleno de intrigas de cama, con sexo, amor, que retrata la época y que habla también del aborto.

Nadie que se considere un buen español puede no leer El Quijote de la Mancha, pues es la verdadera marca España. Es para estar orgullosos del libro de Miguel de Cervantes que marcó la historia de la literatura con la considerada como primera novela. Un libro que son muchos libros. Primero, empieza siendo una crítica socarrona, llena de humor, a los libros de caballerías, con el personaje de Don Quijote que se ha vuelto loco de tanto leerlos. Después, porque nos cuenta las aventuras que viven él y su escudero Sancho Panza: los molinos, las ovejas, etc. Spoiler: todas salen mal. Pero además, es un libro que habla del idealismo, de la libertad, y que hace un retrato de España maravilloso. Por si fuera poco, Cervantes intercaló novelas de otros estilos y géneros en medio, como la novela pastoril.

Entre los clásicos que recomendamos no podía faltar el Frankenstein de Mary Shelley. Un cuento gótico, que ha tenido mil adaptaciones al cine y al teatro, y que la autora escribió después de varias pesadillas en sueños y en la vida real. Una revisión del mito de Prometeo que todavía nos da escalofríos. Terminamos con Orlando, de Virginia Woolf. Cualquier obra de la autora habría que leerla siempre, por revolucionar el modernismo literario, por romper moldes y por su carácter antibelicista y feminista. Orlando, además, supone algo insólito, que el personaje cambie de sexo. Con ello, Woolf quiso hacer una oda a la sexualidad libre, y demostrar que, como dijo Judith Butler décadas después, el sexo es un constructo.