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Un piloto español recuerda su secuestro y el de otros 50 participantes en el Rally Dakar: "Pensé que me iban a pegar un tiro"

Rafa Santiveri reconoce que llegó a temerse lo peor

Un piloto español recuerda su secuestro y el de otros 50 participantes en el Rally Dakar: "Pensé que me iban a pegar un tiro"

Madrid

El Rally Dakar es considerado por muchos como la competición más dura y exigente del mundo por varios motivos. El primero y más relevante de todos ellos es que consta de un trazado extremadamente difícil no apto para cualquier piloto. Pero hay muchos otros factores como la larga duración de la carrera, la distancia recorrida o incluso el nivel de competencia. Y es que durante una carrera de 14 días puede pasarte prácticamente cualquier cosa. Algo que se refleja en el libro Cuando éramos pilotos, de José Antonio Ponseti, en el que se recogen algunas historias de los españoles que sobrevivieron al Dakar en África.

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Uno de ellos es Rafa Santiveri, quien llegó a temer por su vida después de ser secuestrado por un grupo de bandidos. Así lo ha dado a conocer este fin de semana en SER Aventureros, donde ha rememorado el que sin duda alguna es uno de los momentos más importantes de su vida: "Todo sucedió un 14 de enero de 1999, durante una etapa entre Mauritania y Mali. La etapa tenía que haber llegado hasta Tombuctú (Mali) pero, por movimientos de los guerrilleros, la organización decidió cambiar el final de etapa un poco".

Secuestrado en el Dakar

Sin embargo, los guerrilleros se movieron lo suficientemente rápido como para pillar desprevenidos a un gran número de participantes: "Se movieron rápido, cambiaron de posición y tendieron una emboscada al Dakar en el Paso de los Gigantes. A medida que pasaban los coches nos iban parando". ¿Y cómo lo hacían? En declaraciones a la Cadena SER, Rafa Santiveri recuerda que dejaban un coche en la carretera con las puertas abiertas y los warnings puestos: "Si ves un coche así te acercas para ver lo que ha pasado".

Historia de un secuestro en el Dakar

Pero, al llegar al coche, comprobó que estaba vacío y que una serie de individuos había comenzado a apuntarle con todo tipo de armas: "En ese momento me puse de rodillas y con las manos en alto mientras nos hacían señas para que nos alejáramos del coche y pasáramos detrás de ellos". Tras hacer caso a sus indicaciones, los responsables de la emboscada cogieron su coche y lo dejaron en las dunas con el objetivo de captar al siguiente. Así consiguieron reunir a un grupo de casi 50 personas: "Los bandidos esperaron a que no vinieran más participantes y empezaron a robar con tranquilidad y organización".

Así fue como se salvó

Rafa Santiveri recuerda que los sentaron a todos en la ladera de una duna y que comenzaron a robarles sus pertenencias. En su caso le ofreció un poco de dinero, la caja de herramientas y una pala. Pero el resto del dinero se lo guardó en una de sus botas, por lo que pudiera pasar. Algo que tal vez no debería haber ocultado porque, minutos más tarde, les explicaron que dispararían a aquel que se hubiera guardado algo encima: "Nos dijeron que matarían a quienes llevaran dinero". Y, cuando los captores estaban despistados, empezó a sacar el dinero de las botas y lo enterró. Con el objetivo de saber dónde estaba el dinero enterrado, para poder recuperarlo más adelante, este clavó un bolígrafo justo encima del lugar.

Gracias a ello se libró de una muerte segura. Aunque su vida seguía corriendo peligro y buscó todo tipo de alternativas para salir indemne de allí: "Como pensé que me iban a pegar un tiro, traté de trazar un plan para salir de allí. Si echaba a correr iba a dejar huellas, así que pensé en enterrarme en la arena. Cuando estaba a la altura del cuello, llegué a la conclusión de que no tenía cómo respirar. Le pedí a un bolígrafo compañero, pero no tenía. Al final vi una mata y me la puse en la cabeza y esperé. Escuche que se iban, pero que iban a dejar francotiradores vigilando y que si alguien se movía, dispararían. Pero al final se fueron. Al cabo de media hora me desenterré y empecé a buscar el bolígrafo. Estaban muy cabreados conmigo. Prendimos fuego y empezamos a buscar nuestras pertenencias. Y tuve la gran suerte de encontrar el dinero enterrado".

David Justo

(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en...