Los pediatras piden que las pantallas salgan de las aulas

¿Se puede enseñar a utilizar de forma segura un dispositivo digital en un papel o con un juego en el suelo? Los pediatras están convencidos y, de hecho, es la apuesta que ponen sobre la mesa para combatir el uso de pantallas en los centros educativos. "Hay que tener en cuenta que los niños no son capaces de extrapolar al mundo real lo que aprenden en la pantalla", explica a la SER María Salmerón, pediatra y coordinadora del grupo de salud digital del Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría (AEP). "Los niños aprenden mejor a través del juego tradicional", asegura, "pueden aprender, por ejemplo, a poner una contraseña segura con un juego de mesa".

Los pediatras están alertados por los efectos que los dispositivos digitales están provocando en los menores. La lista es muy larga: trastornos del sueño, fatiga visual, sedentarismo, deterioro de la memoria, dificultades de concentración, desarrollo cognitivo fragmentado o aislamiento social. Una lista a la que han añadido nuevas preocupaciones: "actualmente todo lo que vemos en el móvil está autodirigido, todos los contenidos son potencialmente adictivos", asegura Salmerón que confiesa una inquietud cada vez mayor sobre determinadas aplicaciones educativas "que utilizan sistemas de gratificación inmediata potencialmente adictivos". Los pediatras reclaman también revisar el diseño de este tipo de herramientas que se utilizan en el aula.

Los pediatras proponen, a raíz de esta situación, un cambio de paradigma en la forma en la que se trabaja la competencia digital en el entorno educativo apostando por un modelo sin pantallas. "Ante los datos de los potenciales efectos negativos en la salud, el cerebro y el neurodesarrollo creemos que deberían de llevarse al aula las recomendaciones de uso que hacemos desde la asociación", afirma Salmerón. Según esas recomendaciones, los menores de seis años no deberían ser expuestos a las pantallas, entre 6 y 12 años un máximo de una hora al día y un máximo de dos horas diarias en el caso de los mayores de 12, incluidos los adultos.

La Asociación Española de Pediatría defiende que para utilizar la pantalla en el ámbito pedagógico habría que estudiar primero sus beneficios y realizar un seguimiento a corto, medio y largo plazo de los efectos. "Al igual que ocurre con los medicamentos, habría que plantearse si es una medida adecuada", resalta Salmerón. Los pediatras recomiendan la puesta en marcha de un proyecto piloto en los centros educativos que permita valorar si a través de métodos analógicos se puede conseguir la competencia digital que las legislaciones educativas requieren.