Cine y TV

Un informe de CIMA desvela que más de la mitad de las mujeres ha sufrido violencia sexual en el audiovisual

El silencio sistémico genera impunidad para los agresores en un sector donde las mujeres sufren violencia en todos los procesos y eso repercute además en su desarrollo laboral

MADRID, 14/04/2025.- Un momento del rodaje de la película 'Pioneras: solo querían jugar', dirigida por Marta Díaz de Lope Díaz, este lunes en Madrid. EFE/Fernando Villar / FERNANDO VILLAR (EFE)

Durante un año, la asociación de mujeres cineastas, CIMA, ha trabajado en un informe, Después del silencio. Investigación sobre el impacto de los abusos y las violencias sexuales contra las mujeres en el sector del cine y el audiovisual, dirigido por Nerea Barjola y Bárbara Tardón, que trata de detallar los efectos de la violencia hacía las mujeres en el sector del audiovisual español. En él, se ha determinado que la violencia sexual es algo sistémico en la industria. Un estudio cualitativo y cuantitativo que arroja varios datos interesantes, como que las agresiones dependen del lugar que las mujeres ocupan en la industria o que hay falta de herramientas para poder nombrar las violencias y erradicarlas. Además, de un silencio sistémico que fomenta la impunidad de los agresores.

“Hay una naturalización y normalización de las violencias sexuales, que están integradas como parte de lo laboral y se asocian a una jerarquía”, decía Barjola en la presentación del informe, donde ha estado la ministra de Igualdad, Ana Redondo, o la exministra Irene Montero y mujeres con destacados papeles en la industria. Esa normalización que se detalla en las encuestas realizadas a distintas profesionales del sector, así como en las conclusiones de los grupos de trabajo y en las historias de vida seleccionadas para el informe. Las autoras hacían hincapié en la importancia de la metodología mixta utilizada en el informe, donde los datos cuantitativos, que vienen de encuestas realizadas a 312 socias de CIMA, y los hallazgos cualitativos, de los grupos de discusión y las historias de vida, así como entrevistas con expertas del sector, coinciden en señalar las mismas conclusiones, la violencia estructural hacía las mujeres y un silencio alrededor de los casos. “Lo cualitativo es científico”, insistía Barjola. “Cuando hablamos de violencias sexuales necesitamos lo cualitativo. Las historias de vida nos sitúan en el centro mismo de las dinámicas sexuales. En el contexto de los grupos de vida es donde se obtiene un retrato de una realidad concreta de las violencias sexuales. Nos permite hacer un análisis crítico y riguroso”, añadía la autora.

En las encuestas realizadas, se establece, por ejemplo, que un 60,3% de las mujeres entre 20 y más de 50 años entrevistadas declara haber sufrido algún tipo de violencia sexual en los espacios relacionados con la industria del cine y del audiovisual. Quizá el dato más significativo es el que indica que más de la mitad de las mujeres, independientemente de su edad, ha sufrido algún tipo de violencia sexual en el sector. La violencia se ejerce en todos los procesos que implican la elaboración de una película o serie de televisión. Desde las escuelas de cine hasta la distribución del producto final y afecta a todas las mujeres profesionales, ya sean actrices, directoras, directoras de arte, maquilladoras, peluqueras, sonidistas, guionistas, productoras, etc. “El 81,4% de las mujeres que ha sufrido violencia sexual manifiesta haber enfrentado acoso verbal y, de esas mujeres, el 49,5% haberse enfrentado a un acoso físico”.

Sobre el silencio establecido, que tiene que ver con la especificidad propia de un sector que está en los medios de comunicación diariamente, los datos de las encuestas son elocuentes: “El 92% de las mujeres que ha enfrentado violencia sexual no ha denunciado la violencia sexual. Tan sólo el 6,9% de las mujeres que ha sufrido violencia sexual ha denunciado lo sucedido ante un cuerpo de seguridad del estado. Sólo el 4,3% de las mujeres trasladaron lo sucedido a una institución o asociación especializada. Sólo el 13,6% se lo pudo contar a una persona responsable”. Por eso, las recomendaciones que hacen las autoras, es aplicar las leyes y los protocolos y hacerlo con presupuesto suficiente para que se puedan desarrollar. Para Barjola, el que las mujeres víctimas de violencia guarden silencio tiene que ver con que el contexto no facilita que podamos hablar de las agresiones.

El silencio se traduce en múltiples formas: la minimización de lo ocurrido con frases como “no es para tanto”, la responsabilización de la víctima con frases como “seguramente lo iniciaste tú”, o la presión por el bien del proyecto. A todo ello se suma el miedo no solo al agresor, sino principalmente a las consecuencias de la revelación, a las represalias, a la revictimización, al desprestigio o significación como alguien conflictiva, inhibiendo así la posibilidad de denuncia: “Tengo miedo a perder mis trabajos, miedo a ser señalada, a convertirme en la que denunció”.

El abuso de poder y la jerarquización extrema consolidan un sistema donde las mujeres en posiciones subordinadas son las más vulnerables, enfrentando desde comentarios sexistas y menosprecio hasta acoso sexual explícito y agresiones físicas. Todo este entramado, que sobresale de los testimonios de las mujeres que han participado en el informe, muestran la existencia de un sistema de impunidad que protege a los agresores dentro del sector del cine y del audiovisual. Tiene que ver con la ausencia de mecanismos eficaces de denuncia o sanción, unido a la complicidad activa o pasiva de compañeros y jefes. Muchos de los agresores cuentan con un gran prestigio y eso supone que tienen un poder simbólico que dificulta, señala el estudio, que se les denuncie. “Se perpetúa un sistema en el que se cuestiona a la víctima o superviviente”, inciden. Es por eso, que este informe añade en las conclusiones una serie de recomendaciones a varias instituciones públicas y privadas.

A Cultura le exigen que inviertan los fondos del pacto de estado en la prevención y erradicación de las violencias y que realice un protocolo marco de acompañamiento y actuación. “Los protocolos de actuación son obligatorios y con ellos tendrán una responsabilidad penal si han conocido algún caso de violencia y no han hecho nada. Formación especializada para todo el sector del cine”. Recordemos que en 2017 se aprobó la Ley de Igualdad y que todavía hoy muchas empresas e instituciones no cuentan con esos protocolos.

También hay recomendaciones al ministerio de Trabajo, puesto que una de las grandes conclusiones del informe es que la violencia sexual afecta al entorno laboral. “Teniendo en cuenta que la violencia sexual es un riesgo laboral, pedimos que Trabajo difunda y desarrolle formación especializada dentro del sector y campañas dentro de la inspección de trabajo y seguridad social. Aplicando la Ley del solo es sí es sí y el Estatuto de los Trabajadores”, decía Tardón. De hecho, del estudio se extrae que la agresión depende del lugar que las mujeres ocupen la industria, muy jerarquizada. “Las violencias sexuales son transversales, pero es cierto que las mujeres jóvenes en situación de precariedad con una marcada situación en la industria tienen un doble riesgo de vivir violencias sexuales”.

La violencia se da en las escuelas, donde hay testimonios de mujeres que denuncian haber sido presionadas por profesores para hacer determinadas escenas sexuales. Eso ocurre también en las escenas de intimidad no pactadas, donde las mujeres han sido agredidas durante el rodaje. Se da violencia en los despachos, donde se negocian contratos y donde las mujeres quedan desprotegidas. La violencia se da también en los espacios postproducción, en la promoción y en los festivales, pero también en las residencias privadas. “Las mujeres jóvenes una doble vulnerabilidad, se las lee como presas fáciles que tienen que estar mostrando su valía. Hacen cosas que no quieren para mantener esa carrera laboral”, incidía Barjola. Eso impacta en la vida profesional de las mujeres, puesto que muchas se dedican a trabajar en otros ámbitos que no son los deseados. “Hay exclusión de liderazgo y muchas consecuencias e impactos psicológicos”. Dado que el cine y el audiovisual tienen una capacidad de generar referentes para toda la sociedad, es importante, señalan desde CIMA, cambiar los relatos dentro y fuera de la pantalla.

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...