El 'Clásico' de los hombres tranquilos
Flick y Ancelotti demuestran que se puede entrenar al Barça y al Real Madrid sin entrar en polémicas
Carlo Ancelotti y Hansi Flick, el duelo de los banquillos / Getty Images
FC Barcelona y Real Madrid se preparan para el tercer Clásico de la temporada. Tras el 0-4 en Liga y el 2-5 en la final de la Supercopa de España en Arabia Saudí, llega la final de la Copa del Rey. Un partido que no solo servirá para ganar un título ante el máximo rival, también marcará el camino de ambos equipos en este tramo final del curso. Si los lazos del trofeo acaban siendo azulgrana, los de Flick darían un paso importante rumbo al triplete y terminarían de sepultar el proyecto de Ancelotti, pero si son de color blanco, el KO técnico que sufre el madridismo podría cambiar de bando. En un año en el que los anteriores enfrentamientos han terminado en goleadas, el calendario han asfixiado a los jugadores, las polémicas en los despachos han crecido y el señalamiento a los árbitros son diarios... en vez de vivir una batalla dialéctica, entre los entrenadores reina la tranquilidad.
Las hemos visto de todos los colores. Los Clásicos nos han dejado imágenes inolvidables para cada afición, ha habido finales de Copa —un total de siete— con lanzamientos de botellas, cortes de mangas y salidas de tono, pero también de golazos y de celebraciones históricas, como la del trofeo atropellado tras un desliz de Sergio Ramos. Lo que es más difícil de recordar es que existiese tanto respeto entre los entrenadores. Lejos de lo que se vivió en los duelos Guardiola-Mourinho, y de la calma tensa que siempre ha sobrevolado los Barça-Madrid, tanto Flick como Ancelotti demuestran que se puede ser rivales de otra forma.
Sin ir más lejos, la previa de la final de Copa del Rey llegó con los elogios del alemán sobre el italiano, que en vez de lanzar más leña al fuego (Ancelotti vive sus peores momentos en el banquillo blanco) destacó la labor que ha hecho en el club. "El Real Madrid tiene uno de los mejores entrenadores del mundo. No es bonito lo que está pasando. Lo ha ganado todo con cada club. Es un señor. Tengo el máximo respeto por él. El sábado jugaremos la final contra el Real Madrid y contra Carlo. Para mí es grande verlo otra vez", dijo en rueda de prensa.
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Es tal la cortesía que existe que Hansi Flick lamentó que su frase "estoy orgulloso de ser del Barça, no somos el Real Madrid" se sacase de contexto. Lo dijo hace varias semanas, después de que su colega Ancelotti se quejase de los horarios que sufría su equipo y avisase de que no iban a presentarse al siguiente partido que jugasen sin 72 horas de descanso. Desde entonces, el técnico alemán intenta suavizar sus declaraciones a la hora de hablar del italiano, como si de una disculpa eterna se tratase. "Si os fijáis desde entonces ha elogiado mucho a Ancelotti y al Madrid", analizó Sique Rodríguez en El bar previo a la final de Copa.
Y esta armonía también se transmite en la gestión de sus equipos, al menos de puerta para fuera. Que sean hombres tranquilos no significa que tengan horchata en las venas. El propio Alberto Cerruti, periodista de La Gazzetta dello Sport e íntimo amigo de Carlo, aseguró que el italiano habló con "palabras fuertes" a sus jugadores tras la eliminación de Champions contra el Arsenal. Un enfado que te lo tienen que contar, porque durante el partido, cuando en teoría todo el mundo está caliente, Ancelotti demostró que es un hombre tranquilo. Comerá chicles, resoplará, levantará la ceja, pero no le escucharás una palabra por encima de otra.
Quizás esa falta de veneno le ha podido condenar en esta temporada. Carletto fue incapaz de convencer a Florentino y la directiva de que necesitaba como el comer un reemplazo de Toni Kroos, o posteriormente un refuerzo en la zaga por la plaga de lesiones, pero tampoco consiguió que los suyos se comprometiesen por completo en las labores defensivas. Su Madrid perdió el famoso "equilibrio" de Ancelotti. Lo dijo mil veces, pero no lo gritó. "Soy de mano izquierda, no soy capaz de usar el látigo", confesó hace poco. Sus logros posteriores (con dos Champions en tres años) demuestran que no le hace falta levantar la voz, por lo que sería injusto pensar que de haberse enfadado públicamente más veces la papeleta se hubiera arreglado. De hecho, aún puede ganar dos títulos.
Flick es de su misma escuela. Sabemos que es exigente, sobre todo con la puntualidad. Que se lo cuenten a Koundé e Iñaki Peña, que recibieron castigos por llegar tarde a entrenamientos o charlas técnicas. Este último incluso acabó relegado y no volvió a jugar más. Lejos de crear un cisma con este tema, el alemán supo saber llevar la situación de la forma más discreta posible. Como también lo hizo con el 'caso Olmo', que estuvo cerca de no ser inscrito a principio de temporada y otra vez al final de año. Una prudencia que a veces chocan con los vaivenes de la directiva azulgrana, liderada por Laporta. Flick, a lo suyo. Paso a paso, cogió un equipo que vivía tiempos oscuros y lo volvió a preparar para ser campeón, incluso para un triplete que puede empezar a construirse este mismo sábado en la final de Copa del Rey.
Gane quien gane, sea Hansi Flick o sea Carlo Ancelotti, recibirá el aplauso del contrario, y acto seguido verán a los suyos celebrar, pero siempre desde la tranquilidad.
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Íñigo Renedo
Redactor de deportes en la Cadena SER que también...Redactor de deportes en la Cadena SER que también forma parte del programa de música indie 'Fuego y Chinchetas'. Anteriormente trabajó en la sección digital de informativos.