Philippe Sands: "El caso Pinochet fue también un caso contra la impunidad del franquismo"
El abogado y escritor británico publica 'Calle Londres 38', un preciso relato que vincula las historias de Augusto Pinochet y un nazi criminal de guerra exiliado en Chile

Phillipe Sands en el CCCB de Barcelona / cEDIDA

El abogado y escritor Philippe Sands tuvo en 1998 una oferta laboral que puso en jaque hasta su matrimonio. Le ofrecieron participar en la defensa de Augusto Pinochet, el militar chileno que dio un golpe de estado contra el gobierno democrático de Allende y que fue acusado de haber cometido crímenes de lesa humanidad. "Hubiera aceptado, pero por suerte mi mujer me dio ese ultimátum que tenía que ver con la coherencia", cuenta en Barcelona en un encuentro con los medios en el CCCB por su nuevo libro Calle Londres 38. Dos casos de impunidad: Pinochet en Inglaterra y un nazi en la Patagonia. Su mujer es descendiente de víctimas del franquismo y le dio que si aceptaba el caso, ella se divorciaría. Pero no acaba ahí su vinculación personal, pues descubrieron que su suegra española era prima de uno de los desaparecidos de la dictadura, Carmelo Soria, un nombre fundamental para entender este caso.
Publicado por Anagrama, un día antes en España que en el mercado anglosajón, algo que era crucial para el escritor, al tratarse de una historia tan importante en Chile y en nuestro país, el libro explora la relación entre el expresidente chileno Augusto Pinochet y el oficial de las SS alemanas Walther Rauff,que tras abandonar Europa encontró refugio en Punta Arenas, en el sur de Chile. Dos historias cruzadas que dejan claro el punto ideológico de Pinochet, pero, además, nos muestran dos grandes revelaciones que el autor ha probado a lo largo de este documentado e intenso libro, que a veces parece un thriller de Costa-Gavras, pues como el director griego, sabe dar suspense, misterio, emociones y mucha rigurosidad.
"En este libro pruebo que el enfermedad de Pinochet era falsa y que hubo un acuerdo entre Reino Unido y el gobierno chileno de entonces para llevarlo a Chile", dice el autor que desvela cómo el negociador británico de entonces es la persona que ahora negocia las cuestiones de su gobierno con Donald Trump. En el relato de Sands se cuenta, a través de varios testimonios y personajes, cómo los abogados urdieron varias estrategias para evitar que fuera extraditado a España, tal y como había solicitado el juez Garzón. Una fue la enfermedad, algo que en el libro deja claro el personaje de la intérprete, el favorito del propio autor. "Fue la única persona que estuvo presente desde el arresto de Pinochet, porque no hablaba inglés y necesitaba intérprete, hasta que subió al avión para salir de Reino Unido. Ella lo vio haciendo creer que estaba demente, pero no era así", insiste.
Otro argumento, de los abogados del acusado, fue evidenciar que España no era un país fiable para juzgar a Pinochet. "Se cuestionó la legitimidad de España ya que nunca había aplicado ningún tipo de justicia sobre los crímenes de la Guerra Civil y la dictadura. En sentido moral, estaba claro es;, pero en sentido legal, lo cierto es que los jueces españoles tenían jurisdicción para traerlo e interrogarlo. Esta es una historia llena de ironías". Una de esas ironías es que la ley que permitió a Garzón, siguiendo los trabajos previos de Carlos Castresana y Juan Garcés, encausar a Pinochet, fue en su día aprobada por su gran aliado Franco. De muchas maneras, insiste Sands, todo este caso fue un caso que tuvo mucho que ver con el franquismo. "Una de las cosas que me contaron los abogados españoles es que este proceso no iba solo sobre Pinochet, también iba sobre Franco, sobre aquello que no pudieron hacer. Eso es muy revelador".
"España no está sola en esto", dice sobre la impunidad de los crímenes del franquismo en nuestro país. "Inglaterra no reconoce su relación con la esclavitud, su trato a Irlanda del Norte o el colonialismo. La actitud de España es la más normal cuando un país pasa por una historia así. Pasó con los crímenes en Abu Graib, lo que dijo Obama fue que no se mirara al pasado. Para mí es lamentable, pero también entiendo otras maneras de reparar, no solo la judicial".
Para ello compara tres casos, el de Chile, el de Argentina y el de España. Argentina juzgó a sus criminales, como vemos en el filme Argentina 1985. "Eso nunca ocurrió en Chile, no se empezó a juzgar hasta que Pinochet no volvió de Londres. En España, sin embargo, nada ha pasado. Para mí, un país falla cuando no tiene en cuenta su pasado y eso genera consecuencias en la sociedad del presente". El autor tiene claro que no solo la Justicia es lo que repara el pasado. "Hay otras formas, procesos de reconciliación donde las historias se han contado. Eso ni siquiera ha pasado en España. Eso es lo que más me sorprende".
Influido por el cine de Costa-Gavras, de Patricio Guzmán y por escritores como Pedro Lemebel, Roberto Bolaño, Pablo Neruda, Alia Trabucco, el escritor insiste en que la literatura tiene una función social en la creación de relatos de memoria. Ahora, que acaba de presentar el libro en Chile, en Punta Arena, los testimonios no dejan de crecer. Nuevas voces de gente que fue víctima de la dictadura o que conoció al otro protagonista del libro, Walther Rauff. Esa es la otra gran revelación de Calle Londres 38, la de probar la relación entre Pinochet y este oficial de las SS. "Probamos que tuvieron relación. Tenemos testimonios de primera mano, al menos cinco personas, seguro que habrá más, que estuvieron envueltos en esos crímenes. Para mí es muy significativo, porque eso conecta el caso con toda mi trilogía, porque nos indica que cada uno de los nazis que viajaron a Sudamérica estuvieron relacionados con los dictadores allí".
La trilogía a la que se refiere la conforman Calle Este-Oeste (Anagrama, 2017), donde reconstruyó la memoria de su familia en el marco de los juicios de Núremberg. YRuta de escape (Anagrama, 2021), que le permitió examinar el pasado europeo a través de la biografía del nazi Otto Wächter, mientras que en Calle Londres 38 (Anagrama, 2025) se embarca en este caso que además fue muy singular jurídicamente. "El arresto de Pinochet fue único en la historia. Nunca se había detenido a un gobernante en otro país", explica este abogado y catedrático de Derecho Internacional, que ha desarrollado una carrera jurídica de amplio alcance en tribunales como la Corte Penal Internacional y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, donde ha participado en casos como el genocidio de Ruanda, la guerra de Yugoslavia o la invasión de Irak. Una impunidad, dice, que recuerda a la que vemos hoy con Netanyahu, o con Trump. Hay otra conexión con el Estados Unidos actual. Relata en el libro una entrevista que concedió Pinochet, a su regreso a Chile, en la CNN en español, donde queda claro que no sufría de demencia. María Elvira Salazar fue la periodista que hoy pertenece al partido de Trump.
"No creo que Pinochet tuviera impunidad total. Vivió en arresto domiciliario, no podía salir a la calle y le congelaron los fondos, pero es cierto que no fue juzgado. Es un caso similar al de Water Rauff, no pasó su vida en prisión, pero fue un hombre atrapado", insiste sobre las consecuencias del caso que cambió también a la justicia española. Ahora el libro se convertirá en una película, dirigida por el chileno Felipe Gálvez, cuyo anterior filme, Los colonos, que Sands cita continuamente, tuvo lugar en Punta Arenas y guarda relación con la memoria de esa región. Optimista, comprometido, ahora está metido en crímenes medioambientales, hiperactivo, también anda escribiendo una historia junto con Javier Cercas, y amante del Arsenal, Phillipe Sands nos recuerda que aunque a corto plazo todo parezca ir a peor: "la historia va hacia adelante en ese sentido. La ley internacional es un juego muy largo".

Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...




