Una mujer trans reclama la santidad inmediata del papa Francisco: "Por su cercanía a la gente humilde y marginada"

Durante el funeral del papa Francisco, celebrado este sábado en Roma, una voz singular destacó entre la multitud. Regina, una mujer trans, reclamó públicamente la santidad inmediata del Pontífice, en reconocimiento a su cercanía con los humildes y los marginados.

Se calcula que unas 150.000 personas acompañaron el cortejo fúnebre de Francisco a lo largo de los seis kilómetros que separan la Plaza de San Pedro de la Basílica de Santa María la Mayor, donde se ofició el sepelio.

Entre los fieles que oraban fuera, se encontraba una representación del colectivo trans, uno de los sectores hacia lo que el papa Francisco había mostrado especial cercanía durante su pontificado. Regina, sosteniendo un cartel con el rostro de Francisco y la leyenda "Santo súbito", un llamamiento a su canonización inmediata, compartió con Pablo Morán, jefe de internacional y enviado especial de la SER, su razón para homenajear al papa de esta manera.

"Sobre todo por su cercanía a la gente humilde y marginada. Eso es ya un motivo de santidad, para cada hombre y no solo para Francisco", expresó Regina. "A mí me ha hablado con sus gestos, con la cercanía a los pobres, con la cercanía también a la gente, a las mujeres trans, gente como yo, y eso para mí es ya un motivo de orgullo y de cercanía al papa Francisco", añadió.

Regina resalta un aspecto del legado de Francisco: su esfuerzo por tender puentes con colectivos tradicionalmente alejados o incluso rechazados dentro de la iglesia católica. A lo largo de su pontificado, Francisco abogó reiteradamente por una iglesia más inclusiva, cercana a los desfavorecidos y abierta a las periferias existenciales.

Aunque el tradicional "Santo súbito" no se había escuchado en la Plaza de San Pedro ni en los aledaños durante las ceremonias oficiales, el gesto de Regina muestra cómo la figura de Francisco ha tocado profundamente a muchos, en especial a quienes se han sentido históricamente excluidos.

El féretro del Papa fue trasladado finalmente a la basílica romana de Santa María la Mayor, en cumplimiento de su voluntad, donde fue enterrado.