Javier Bardem: "Mi madre me enseñó las luces y las sombras de ser actor y también a relativizarlas"
En una charla a tres, entre James Rhodes, Javier Bardem y su profesor de teatro, Juan Carlos Corazza, Bardem reflexiona sobre el valor de los maestros en la vida y sobre su propio papel como maestro, por ejemplo, de sus hijos

Javier Bardem, Juan Carlos Corazza y los maestros
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Madrid
Javier Bardem (Las Palmas de Gran Canaria, 1969) tiene claro, nada más empezar la entrevista en En clave de Rhodes, quien ha sido una de sus grandes maestras: “Mi madre [Pilar Bardem] me ofreció el panorama completo de lo que es la profesión: los altos, los bajos, las oscuridades, las luces… y me enseñó a abrazar ambas cosas y soltarlas con la misma intensidad”, comparte Bardem con una honestidad que traspasa la radio. Esta enseñanza no solo marcó su relación con el oficio, sino también su manera de vivir el éxito y el fracaso, como si fueran parte de un mismo y necesario tránsito.
A lo largo de una hora de charla, se despliega un Bardem cálido, lúcido y profundamente humano. “Estoy en un buen momento, sin ansiedad por llegar a ningún sitio en concreto”, dice el actor de 55 años, reflexionando sobre el paso del tiempo y las distintas etapas del oficio.
No esquivan temas incómodos: la diferencia de trato entre actores y actrices en función de la edad, la autoexigencia, la presión social, la educación de los hijos en la era de las pantallas, el valor del tiempo libre. Bardem confiesa que para él, la mayor riqueza hoy es precisamente esa: “el tesoro del tiempo libre”. Y se nota que lo cultiva.
En un momento de la charla, Bardem habla sobre cómo gestiona la tecnología con sus hijos: “Mis peques, por ejemplo, no tienen teléfono. Mi hijo va a cumplir 14 y ese será su primer teléfono. Las redes sociales, hasta los 16. Y eso ya es un milagro hoy día. Es el único en su clase sin móvil, pero creo que es importante”. Está relacionado, para él, con una defensa del aburrimiento como espacio fértil para la reflexión.
La entrevista también se detiene en la experiencia de Bardem en Estados Unidos y su decisión consciente de seguir viviendo en España. “No pertenezco a la cultura norteamericana, con todo el respeto y la gratitud. Aquí están mis amigos, mi idioma, mi vibración interna. Es mi país, es lo que me importa. Y es aquí donde quiero estar, para echar una mano en lo que pueda y estar presente”.

Javier Bardem y Juan Carlos Corazza, fotografiados por James Rhodes en la redacción de la SER / James Rhodes

Javier Bardem y Juan Carlos Corazza, fotografiados por James Rhodes en la redacción de la SER / James Rhodes
Corazza, por su parte, aporta la mirada del maestro: “Un buen maestro no es el que enseña, sino el que sabe ver al alumno, saber qué le pasa a uno con ese alumno, y aprender también de él”. Esa simetría emocional es lo que define la relación entre ambos, forjada durante años de complicidad creativa y personal.
Bardem remata la entrevista como la empezó: con amor. “Quien más me ha inspirado en la vida es mi madre. Por su fuerza, su humor, y su forma de estar presente. Y a nivel creativo, sin duda, Juan Carlos Corazza, porque cuando he volado, ha sido porque él me puso las alas”.




