El agradecimiento de Maruja Torres a la radio por informar a toda España durante el día del apagón

Hoy toca la Mirada de la Gratitud. Para empezar, a la ciudadanía y a sus servidores públicos. Entre estos, los que prestáis servicio las 24 horas en la radio cuando las cosas se ponen peludas. Gracias también a mí misma que, como os conté hace algunas semanas, adquirí transistores a pilas (dos, por si acaso). Gracias a la funcionaria de asistencia a domicilio que, al citarme el lunes a mediodía, hizo que adelantara al domingo mi vuelta a Madrid desde el Sant Jordi barcelonés, librándome de todo lo que han sufrido otros compatriotas.

Hoy me ha llamado porque se les había borrado la hora de la cita y ya le he dicho que, sin darse cuenta, me asistió cumplidamente. Gracias. También a los comerciantes del barrio que me preguntaron si necesitaba algo, y a mi amigo Edu, que se pasó un buen rato haciéndome compañía. Y gracias a Chris, mi conserje favorito, que estuvo pendiente todo el día y me entregó tremendo walkie-talkie de cuando la Guerra Fría para que no perdiéramos contacto.

Gracias a las jóvenes vecinas y vecinos de enfrente que salieron al balconcillo para tomar el sol por delante y por detrás y que me alegraron el día. Gracias a quienes hicieron cola durante horas en el comercio chino del barrio: todos eran también jóvenes, seguramente recién llegados al negocio de las pilas y los transistores.

Y gracias, por fin, a que, con Internet ya funcionando, pude ver en Clásicos de Movistar, por enésima vez, la peli Rebeca y comprobar que, por mucho que me guste, el libro de Daphne du Maurier en que se basa es mucho menos convencional y más inteligente que la versión de Hitchcock. Gracias, pues, a la vida en general.