Marvel manda a terapia a su nuevo grupo de antihéroes con 'Thunderbolts*'
La nueva película del universo de superhéroes combina la acción del género con la búsqueda interior de sus protagonistas. Florence Pugh, David Harbour, Sebastian Stan y Julia Louis-Dreyfus encabezan el reparto

El proyecto ofrece una trama más adulta e introspectiva / Marvel

El Universo Cinematográfico de Marvel sigue ampliando su imaginario. Sus trepidantes historias de acción regresan a las salas con Thunderbolts*, una película que introduce un nuevo equipo de antihéroes poco convencionales presentados al gran público en cómics de la década de los sesenta y ya protagonistas de otras producciones de la compañía. Regresan, así, personajes míticos como el Soldado de Hierro, el Guardián Rojo o Yelena, la hermana de la Viuda Negra, en un elenco capitaneado por Florence Pugh, David Harbour, Sebastian Stan y Wyatt Russell.
Los miembros del equipo se conocen, de manera casual, en una misión que les había encomendado Valentina Allegra de Fontaine, a la que interpreta con ironía y mala leche la gran Julia Louis-Dreyfus. Una directora de la CIA investigada por corrupción y con oscuros intereses en empresas que experimentan con humanos. A partir de ahí se desencadena la acción y, como es habitual en las cintas de superhéroes, todos deben enfrentarse a una grave amenaza para la sociedad en un mundo atrapado entre la luz y la oscuridad.
Thunderbolts* es la primera ocasión en la que Jake Schreier enfrenta a un rodaje de superhéroes de Marvel. Comenta que ha sido un reto emocionante y que se encuentra feliz por haber dirigido a este novedoso y variopinto grupo. La cinta mantiene una cuidada atmósfera de acción combinada con toques de comedia y una importante carga dramática. El nuevo equipo se aleja de lo esperado en una superproducción de superhéroes y va más allá de la acción predominante en este tipo de películas. "No son los protagonistas habituales en el género y eso lo vimos como una oportunidad para abordar la redención y los traumas, algo que todos experimentamos en algún momento de nuestra vida", señala el director estadounidense.

Florence Pugh tiene claro que los Thunderbolts son un equipo de antihéroes problemáticos / Marvel

Florence Pugh tiene claro que los Thunderbolts son un equipo de antihéroes problemáticos / Marvel
Las emociones de los protagonistas marcan su recorrido vital en una trama que avanza cada vez de forma más cruda y que los enfrenta a sus traumas y al laberinto que suponen sus recuerdos. David Harbour afirma que mostrar a estos antihéroes en la gran pantalla es un acierto. "Ha sido una oportunidad única porque siempre vemos las habilidades especiales como algo positivo y los superhéroes están en el mundo usándolas para hacer el bien. Pero estas habilidades pueden ser destructivas. Como decía en aquella frase Superman, un gran poder conlleva una gran responsabilidad pero también puede conllevar una gran depresión cuando no estás a la altura de tu responsabilidad. Por lo tanto, creo que estamos explorando aspectos novedosos en el género", explica.
Interpretar a Yelena ha sido todo un juego de malabares para Florence Pugh. La actriz ha tenido que encarnar la fragilidad de una mujer perdida y vacía, como ella mismo dice, con la valentía y frialdad de la guerrera que resuelve cualquier entuerto. Thunderbolts* muestra así a una Yelena diferente: "Es alguien menos extravagante y rara, está en un punto muy oscuro de su vida. Sigue siendo divertida, aunque ya no cuenta tantos chistes como antes. Hay una nube sobre ella y está deprimida. Conoce a este grupo y cree que no pueden ayudarle. Sin embargo, a través de ellos, puede sentirse de nuevo ella misma. Es capaz de volverse a sentirse amada, cuidada y de recuperar su color, como le menciona su padre en la película", asegura Pugh.
El mayor reto de la superproducción, aclara el director, ha sido combinar las grandes escenas de acción y efectos especiales con aquellas que contaban con un mayor intimismo y carga emocional. "Todos los días de rodaje había algún tipo de plataforma, poste o era necesario grabar grades acrobacias. Tras esto, teníamos que grabar todas las escenas que tenían que resonar emocionalmente y, a menudo, nos quedábamos sin tiempo. Todo tiene que funcionar para que una película como esta salga adelante. La acción tiene que ser genial, hay que contar una historia y descubrir a los personajes, pero también hay que tener respeto para esas escenas emotivas. Así que equilibrar la cantidad de tiempo para asegurarnos de que ambas cosas funcionaran me pareció el mayor reto", relata Schreier.

Yoel Peña
Licenciado en Periodismo que vive la profesión desde una clara vocación por la información cultural...