Una OPA con problemas

Barcelona

EL BBVA ha logrado un paso intermedio en su OPA hostil para absorber el Banco de Sabadell: podrá continuar el proceso, al serle concedida esta vía por el organismo regulador, la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia. Pero el dictamen no resuelve todos los problemas.

Porque ese es solo un paso intermedio, porque ahora la pelota está en el tejado del Gobierno. Lo primero que tendrá que decir es si los compromisos del ofertante respecto a la clientela, sobre todo a las pequeñas y medianas empresas, le parecen suficientes o hay que aumentarlos.

Y aquí se multiplican las incógnitas. Porque el comunicado del organismo regulador recoge la larga lista de inquietudes suscitadas por la operación, y la corta lista de los compromisos o condiciones asumidas por el BBVA, pero no los explica, ni los argumenta, ni apenas los cuantifica. Solo ha entregado cuatro escasos folios tras un año de investigación. Y nada, absolutamente nada de las tripas del informe. Lo que resulta lamentable desde el punto de la transparencia. Además, todas las condiciones son temporales, es decir, caduca al cabo de un tiempo, normalmente tres años. E ignoran la mayoría de las demandas de las organizaciones empresariales.

En fin, una pena. No para un banco o el otro, no para los accionistas de aquí o de allá: para las empresas que utilizan crédito (que son la mayoría), para los consumidores, para la clientela de las dos entidades, y para la de otros bancos. Al final Competencia le pasa la patata caliente al Gobierno. A ver si esta profundiza más, se explica mejor y deshace los entuertos.