Dave Grohl o cómo levantarte tras el final de Nirvana

Madrid

A veces creemos que tenemos la vida en orden, que el camino que hemos trazado, que ese plan, va a funcionar para siempre. Pero a veces la vida nos tira al suelo.

Cuando Kurt Cobain murió en abril de 1994 el viaje de Nirvana se acabó para siempre. Dave Grolh tenía 25 años cuando su cantante se suicidó. Probablemente no era consciente entonces de que tenía la vida resuelta a nivel económico, pero eso no era lo que Grolh buscaba. “La música es algo jodidamente importante. Quiero que todo el mundo la sienta del modo en que yo la siento, lo quiero de verdad porque es un lujo en la vida que todo el mundo pueda acceder a ella”, contó años después en una entrevista.

Tras la muerte de Cobain, Dave Grohl se quedó helado, pero siguió adelante. Meses después de la muerte de su amigo grabó unas canciones en una cinta y se las regaló a amigos y conocidos. Aquella cinta titulada Foo Fighter tuvo una enorme acogida y enseñó a Grohl que su camino apenas había comenzado.

Los primeros pasos de Foo Fighters tras Nirvana fueron tímidos, pero apuntaban a todas luces que aquel chaval que se escondía tras la batería tenía madera de frontman y canciones para triunfar. Grohl no sabía apenas componer, presumía de no ser un batería excelso y era evidente que no era el mejor cantante, sin embargo tenía la determinación de hacer algo grande y ese algo llegó tras un nuevo golpe en su vida. En pleno divorcio, Grohl dio forma a su nuevo disco y su nueva banda. En 1997 Foo Fighters publicó The Colour and The Shape, un disco que ya contenía algunos de los grandes himnos de su carrera.

Esta semana vamos a recorrer este álbum en el Sofá Sonoro y para ello hemos invitado al programa a Toni Castarnado y a Lucía Taboada con sus reportajes.

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