Tres jóvenes españoles, entre los inventores más prometedores del mundo con una idea que nació en su piso de estudiantes "para saber si un filete estaba estropeado"
Una startup nacida en Elche está desarrollando etiquetas inteligentes y biodegradables que cambian de color según lo fresco (o no) que esté un alimento

Tres jóvenes españoles, entre los inventores más prometedores del mundo con una idea que nació en su piso de estudiantes "para saber si un filete estaba estropeado"
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Tres amigos, un piso de estudiantes y un trozo de carne en la nevera. La vida universitaria está llena de aventuras. Y de algunas de ellas nacen ideas. Y sino, que se lo digan a Pilar Granado, Pablo Sosa y Luis Chimeno, antiguos compañeros de piso universitarios mientras estudiaban en la Miguel Hernández de Elche.
Un domingo, Pablo encontró un trozo de carne en la nevera que tenía mal aspecto y olía raro. Aun así, decidió cocinarlo y comérselo. No hubo indigestión, no le pasó nada, y el trozo de carne -que en otras circusntancias habría acabado en la basura- terminó sirviendo de alimento. Esa escena cotidiana inspiró las cabezas de estos tres científicos en ciernes. Con una pregunta clave: ¿Cuántas veces tiramos comida solo por su aspecto?

A partir de ese momento, explican, "empezamos a imaginar formas simples e intuitivas de saber si un producto sigue siendo apto para el consumo”.
De esa tormenta de ideas surgió Oscillum, la empresa que hoy gestionan entre los tres y que les ha colocado entre los jovenes -menores de treinta- científicos más prometedores de Europa, un galardón que entrega la Oficina europea de patentes. Oscillum ha desarrollado unas etiquetas inteligentes y biodegradables que cambian de color según el estado real del alimento, gracias a un minúsculo sistema biotecnológico que detecta el crecimiento bacteriano. En Julio, cuando se entreguen los Premios Jóvenes Inventores 2025, uno de ellos puede ser para los tres, por su contribución a solucionar un problema que tenemos, sobre todo, en el primer mundo: el desperdicio de comida.
El dato es, sin duda, para tenerlo muy en cuenta. Se tiran a la basura, al año, más de 59 millones de toneladas de comida en la Unión Europea. 132 kilos por persona. Los expertos explican que buena parte de este despilfarro se debe a la incertidumbre de si el producto está aún fresco o las dudas sobre la verdadera fecha de caducidad.
Cómo funciona
A diferencia de las etiquetas tradicionales que solo indican fechas fijas o las que miden temperatura, las etiquetas de Oscillum reaccionan directamente a los compuestos que liberan las bacterias cuando los alimentos comienzan a descomponerse. Están hechas de un polímero biodegradable y contienen sensores químicos que cambian de color en función del nivel de frescura. Se puede aplicar tanto a productos envasados como no envasados —por ejemplo carne, pescado, frutas o verduras— a lo largo de toda su cadena de distribución venta y consumo. Sus creadores explican que así "consumidores y vendedores pueden saber en tiempo real si un alimento sigue siendo seguro para su consumo".
Ayudas públicas
Desde su fundación en 2019, Oscillum ha recibido dinero público del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Innovación (CDTI) dependiente del Ministerio de Ciencia y ha participado en varios programas privados como los Premios Emprende XXI de CaixaBank. Desde entonces, se han centrado en estas etiquetas pero también han creado lo que llaman "envases activos" que prolongan la vida útil de los alimentos interactuando con el entorno.
La cita: Islandia, 18 de junio
Ese día se celebrará la ceremonia oficial de entrega de los Premios Jóvenes Inventores 2025. Se anunciarán los tres galardones especiales y el Premio del Público. Sea cual sea el resultado, estos tres jóvenes ya han demostrado que una buena idea, nacida de una experiencia cotidiana, puede cambiar el mundo.

Javier Ruiz Martínez
Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...




