"Prácticamente se deja morir": la curiosa historia detrás de la muerte del humorista Enrique Jardiel Poncela

Madrid

Enrique Jardiel Poncela es uno de los iconos de la literatura española del siglo XX. Un humorista adelantado a su época, considerado uno de los más transgresores de su generación, que revolucionó el teatro y la narrativa humorística española entre los años 30 y 40. Todo ello gracias a un estilo absurdo, surrealista e ingenioso, que rompía con todo lo que se había visto hasta entonces en nuestro país. Sin embargo, sus continuas burlas acerca tanto del Bando Nacional como del Bando Republicano durante la Guerra Civil provocaron que fuera marginado.

Mientras que los republicanos le tachaban de fascista, los seguidores del Bando Nacional le acusaban de ser un rojo. Pero el protagonista de esta historia nunca encajó del todo en ninguna ideología. Dado que nunca llegó a posicionarse políticamente a favor de ninguno de ellos, este acabó siendo repudiado por ambos al entender que podría estar defendiendo la idiosincrasia del bando contrario. Y eso le pasó factura, pues acabó cayendo al ostracismo que derivó en una profunda depresión que le apartó para siempre del mundo del espectáculo.

Tenía aversión a lo británico

Un personaje sobre el que hemos hablado en El Cronovisor de SER Historia, donde Jesús Callejo nos ha contado las claves de un personaje clave en la historia de España que defendió sus ideales hasta el último de sus días. Tanto es así que se opuso a que le administraran penicilina para hacer frente al cáncer de laringe que finalmente le acabaría matando. Todo ello porque odiaba todo lo que tuviera que ver con Reino Unido y porque este medicamento había sido creado por un inglés como Alexander Fleming. En declaraciones a la Cadena SER, el escritor llega a la conclusión de que Enrique Jardiel Poncela se deja prácticamente morir.

Enrique Jardiel Poncela, el teatro de lo absurdo

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Todo ello porque le recomendaron ponerse penicilina para poder alargar su vida y se negó por activa y por pasiva. No obstante, el doctor Suils le diagnosticó una pleuresía en una de sus visitas al hospital y no tuvo más remedio que aprovechar el estado febril del paciente para administrarle el antibiótico. Al día siguiente, y después de ver el bote de penicilina en la mesilla de noche, entró en cólera.

"He mejorado a pesar de la penicilina"

Sin embargo, sí que reconocía que esa medicina le había ayudado a encontrarse mucho mejor, por mucho que hubiera sido desarrollado por un inglés: "He mejorado a pesar de la penicilina. Fleming, como buen británico, habrá atacado a traición a los microbios". A pesar de que notó una gran mejoría gracias a la penicilina, ya era demasiado tarde. Con el paso del tiempo, la enfermedad del humorista seguiría avanzando hasta que finalmente acabaría con él un 18 de febrero de 1952.

Aunque fue considerado como uno de los iconos de la literatura española de comienzos del siglo XX, lo cierto es que el protagonista de esta historia falleció sumido en una difícil situación económica y en gran medida olvidado por el público y la crítica de la época. No obstante, con el paso del tiempo, su legado se ha mantenido vivo gracias al trabajo realizado por la recuperación de sus obras.