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Salud y bienestar

Cultura de bar de pueblo

Marcos Garcés, agricultor, Ana Corredoira, ganadera, y Manolo Presas, pescador, comparten sus experiencias rurales en un histórico encuentro en Madrid

Cumbre del sector primario en los estudios centrales de la SER

Madrid

La vida rural está muy preparada para cualquier evento apocalíptico que pueda sembrar el caos en las ciudades. Para los trabajadores del sector primario, el apagón no tuvo tanto impacto como en las urbes. Lo saben bien los Periféricos, que hoy han abandonado la comodidad de sus provincias para reunirse en Madrid.

Marcos Garcés, agricultor de cereales en Teruel, comenta lo poco que les afectó el apagón en su rutina: "Salí al campo con mis hijos". Por su parte, Manolo Presas, pescador, reivindica el mundo rural y destaca la importancia de mantener el contacto con "lo de antes: tener dinero en casa, comida, una vela, una linterna..."

Aunque trabajar en el sector es duro, también cuentan con tiempo libre que dedican a su familia, a viajar, o incluso a recuperar viejas pasiones. Ese es el caso de Ana Corredoira, ganadera, que intenta de vez en cuando sacar el clarinete que guardó hace años. Por su parte, Manolo disfruta de la "vida social en los bares, donde se hizo toda la vida".

Los tres coinciden en la alta calidad de vida de los pueblos y denuncian el abandono que sufren. Corredoira asegura que la gente no concibe que todavía haya familias como la suya que hacen "una apuesta personal para seguir nuestros caminos aquí". Tanto Corredoira como Garcés coinciden en lo extraño que les resulta a los urbanitas que alguien joven decida vivir fuera de una gran ciudad.

A parte de la errónea visión que se tiene desde las ciudades, el trabajo en el campo sufre también la falta de apoyo institucional. Afirman que las leyes no se adaptan a sus necesidades porque se legisla desde despachos, "no han pisado el campo". Además, aseguran que ni siquiera cuentan con el sector, porque vivir en el pueblo no es estar veinte días en agosto.

Piden también a los consumidores que se formen, porque la procedencia de los productos tiene una gran repercusión en la economía nacional. Corredoira cuenta que desde su aldea tratan de preservar las tradiciones y las viviendas. Con este propósito, reciben visitas escolares para que los más jóvenes puedan conocer el origen de los alimentos que consumen, y apunta que también están abiertos a visitas de cualquiera que quiera informarse desde la raíz.

Aunque ellos no le den importancia al nombre de sus negocios, es innegable que la calidad y el cuidado que tienen sus productos es superior. De este gran encuentro de los Periféricos, concluimos con la obligación de mirar más a los pueblos y defender sus necesidades.

Laura Olano

Empecé en la radio de mi comarca cuando era pequeña....