¿Adiós al papel higiénico? Hay una alternativa que gana terreno en Occidente y es más eficaz
El uso del papel higiénico tiene un coste ambiental considerable
Un hombre sostiene un rollo de papel higiénico en una foto de archivo. / oduaimages
Madrid
El papel higiénico sigue siendo el producto estrella de la higiene personal en buena parte del mundo desde hace más de un siglo. Sin embargo, en los últimos años ha comenzado a abrirse paso una alternativa que promete mayor eficacia, sostenibilidad y comodidad: los inodoros con chorro de agua, conocidos popularmente como washlets o inodoros inteligentes.
En Japón su uso es muy popular pero en Occidente todavía es limitado, aunque cada vez más personas los descubren gracias a las redes sociales y a la preocupación por el medio ambiente.
¿Cuándo nació el papel higiénico?
Aunque el uso de papel con fines higiénicos tiene antecedentes en la Antigua China, el papel higiénico tal y como lo conocemos hoy se remonta a mediados del siglo XIX. Su creador fue el estadounidense Joseph C. Gayetty, quien comenzó a comercializarlo en 1857 en Nueva York bajo el nombre de 'Papel Medicado Gayetty'.
El producto consistía en hojas sueltas de papel de cáñamo de Manila impregnadas con aloe, y se vendía como un remedio para las hemorroides. Cada hoja llevaba impreso el nombre de su inventor, un detalle que hoy puede parecer anecdótico pero que marcó un hito en la historia del consumo doméstico. Años después, el papel en rollo como el actual fue introducido por otras empresas entre las décadas de 1870 y 1890.
Washlets, la tecnología que está saliendo de Japón
A pesar de su arraigo cultural, el papel higiénico tiene limitaciones en cuanto a eficacia, residuos e impacto ambiental. En este contexto, los washlets, una evolución tecnológica de los clásicos bidés, han comenzado a ganar visibilidad como una alternativa más avanzada.
Estos inodoros inteligentes, habituales en los hogares japoneses, utilizan chorros de agua para una limpieza íntima, e incluso incorporan funciones como control de temperatura, secado con aire caliente o tapa automática.
Aunque su penetración en Occidente aún no es masiva, están llegando poco a poco a viviendas particulares y algunos espacios públicos, como aeropuertos y restaurantes, donde los usuarios pueden experimentar sus funciones antes de instalarlos en casa.
¿Por qué el agua es más eficaz que el papel?
Diversas estudios y expertos coinciden en que el uso de agua para la higiene personal es más eficaz que el papel higiénico ya que permite eliminar mejor las bacterias y restos orgánicos, reduce el riesgo de irritaciones y previene infecciones o complicaciones dermatológicas, especialmente en personas con piel sensible o condiciones médicas.
Un estudio publicado en 2022 en el Journal of Water, Sanitation and Hygiene for Development respaldó esta idea al mostrar que el uso del bidet reduce significativamente la presencia de microorganismos tras la defecación, en comparación con el uso exclusivo del papel higiénico.
¿Cuánto cuestan?
Aunque los beneficios están claros, la adopción masiva de inodoros con chorro en Occidente sigue siendo baja. Las razones son múltiples: desde el precio del dispositivo y su instalación (requiere enchufes cercanos al inodoro y, en algunos casos, obras) hasta la incompatibilidad con ciertas tazas y, sobre todo, la fuerza del hábito cultural.
En España y en buena parte de Europa, los modelos básicos de washlet parten de unos 1.200 euros, mientras que los inodoros integrados de gama alta pueden alcanzar entre 3.000 y 7.000 euros, lo que limita su acceso al gran público.
Por todo eso, el papel higiénico sigue siendo la norma en esta parte del mundo. Sin embargo su uso tiene un coste ambiental considerable: su producción y eliminación contribuyen a la acumulación de residuos y puede generar problemas en los sistemas de saneamiento, sobre todo, cuando se combina con toallitas u otros productos no biodegradables.
