El "fuerte pasado" del presidente sirio al que se refiere Trump al hablar de su nuevo aliado
Hasta hace pocos meses EEUU ofrecía 10 millones de dólares por la cabeza de Al Sharaa, pero ahora Trump dice que es "joven, atractivo y un tipo duro"

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estrecha la mano al presidente interino de Siria, Ahmed al Sharaa.(EFE)

Madrid
Donald Trump se ha reunido con Ahmed al Sharaa, el nuevo presidente de Siria, en Emiratos Árabes Unidos. Tras el encuentro, en el Air Force One y camino de Catar, el presidente de Estados Unidos ha realizado las siguientes declaraciones: "Es joven, atractivo, un tipo duro. Tiene un pasado fuerte, un pasado muy fuerte; es un luchador. Tiene muchas posibilidades de mantenerse firme".
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Pero, ¿a qué se refiere Trump cuando habla del pasado fuerte de Al Sharaa? En este artículo repasamos su historia. Desde su nacimiento en Arabia Saudí, pasando por su participación en la guerra de Irak y su militancia en Al Qaeda, hasta su papel en la guerra civil siria.
Nacimiento en el exilio y radicalización
Ahmed al Sharaa es de familia siria, pero nació en Riad en 1982, debido a que su familia salió huyendo de los Altos del Golán. Es decir, del territorio del país que hace frontera con Israel y que está ocupado parcialmente por los hebreos desde 1967, desde la Guerra de los Seis Días.
Esta huida ha marcado toda su vida y sus ideales y le llevó a viajar a Irak en 2003 para unirse a Al Qaeda. Llegó en plena invasión de Estados Unidos y su coalición internacional, donde comenzó a utilizar su nombre de guerra, con el que se le ha conocido hasta hace pocos meses: Abu Mohamed al Golani. Un claro homenaje a su región en Siria.
En Irak estuvo luchando durante tres años, hasta que en 2006 fue capturado por los estadounidenses, que le encarcelaron hasta el año 2011. En esos años pasó de militar en Al Qaeda a hacerlo en el Estado Islámico (ISIS).
Las dos organizaciones terroristas tenías sus diferencias en Irak —las que hicieron que Al Golani cambiara de grupo—. Sin embargo, cooperaron para crear Al Nusra en Siria. Y ahí es cuando la figura del terrorista empieza a tomar verdadero protagonismo.
Un líder en la guerra de Siria
Al Sharaa —conocido en ese momento como Al Golani— fue enviado al país de origen de su familia con el objetivo de crear la organización terrorista y de mantener el complicado equilibro entre los grupos islamistas de Irak, enfrentados en su país, que la fundaban.
En sus dos primeros años como líder consiguió que la organización comenzara a rodar. Sin embargo, la relación entre Al Qaeda y el ISIS era insostenible.
Por eso, en 2013 los segundos intentaron finiquitar lo que habían construido junto a sus rivales. Al Golani no lo permitió y, como respuesta, juró lealtad a Al Qaeda. Aunque declaró que Al Nusra era ya totalmente independiente y no sería tutelada desde Irak.
En paralelo a las guerras de poder dentro del yihadismo, comenzó a tener un papel cada vez más importante dentro de la guerra civil siria. Tanto por su perfil como líder, como por los recursos de sus milicias, se convirtió en un problema para el régimen de Bashar al Asad.
En los años finales de la guerra se convirtió, por ejemplo, en una de las voces críticas contra la alianza de su país con Rusia. Además, para ampliar su público, comenzó a suavizar ligeramente sus posturas, comenzando un proceso de aperturismo hacia los medios internacionales —alejándose así de lo que había aprendido en Al Qaeda y el ISIS—.
Victoria en Damasco y aceptación internacional
En 2017, en cambio, fue el quién disolvió Al Nusra. Lo hizo para crear, junto con otras facciones rebeldes, algo más moderadas en su mayoría, Hayat Tahrir al Sham (HTS). No significó en la práctica un abandono del radicalismo —HTS ha llevado a cabo ejecuciones de mujeres acusadas de adulterio— pero sí fue un nuevo impulso a su imagen pública.
El 8 de diciembre de 2024, el grupo consiguió finalmente entrar en Damasco, dando fin a una guerra civil de 13 años y derrocando al régimen dictatorial que regía el país desde hace más de 60 años, desde 1963.
A partir de ese momento, Al Sharaa inició su transformación definitiva, abandonando su nombre de guerra y ofreciendo una imagen personal mucho más cuidada.
Hasta el momento, la jugada le ha salido bien. La comunidad internacional le está dando la oportunidad de dirigir el país. El 21 de diciembre, Estados Unidos retiró los diez millones de dólares de recompensa sobre su cabeza tras unas conversaciones que Washington definió como "muy pragmáticas y moderadas".
El espaldarazo definitivo le ha llegado este mayo. El día 7 viajó a París, donde el presidente de Francia, Emmanuel Macron, le recibió como a cualquier invitado en el palacio del Elíseo. Y este miércoles, cuando Trump le ha estrechado la mano en Emiratos Árabes Unidos.
El pasado fuerte de Al Sharaa, como lo describe el presidente de Estados Unidos, parece agua pasada para occidente.

Manuel Reyes
En la SER ha trabajado en la sección de internacional y en el equipo de informativos de fin de semana....




