Pepa Torres: "No entiendo por qué las parejas LGTBI no se pueden casar por la Iglesia si tienen fe"

Madrid

El alma reivindicadora de Pepa Torres se empezó a gestar en su infancia, etapa de su vida que recuerda feliz y existencial, llena de preguntas sin respuestas: "Desde pequeña me he hecho preguntas, no sé si inadecuadas, pero preguntas que también me han causado dolor, sobre todo sobre el sentido de la vida y la injusticia". Una de las primeras semillas de esta personalidad la siembra su colegio Luz Casanova, en Madrid: "Allí nos decían que éramos las hijas de la promesa de la democracia y se preocuparon por inculcarnos el valor de la participación".

"¿Cómo decides ser monja?" Pregunta Mara Torres. "Fue de lo más natural, me llamó la atención y decidí probar", responde Pepa Torres. Eran los años ochenta, los años de la Movida madrileña, de la música transgresora y la ansia de libertad. Pepa, veinteañera, conoció a un grupo de monjas que vivían en comunidad y cuidaban de la juventud adicta a la heroína, el mal que se llevó por delante a miles de jóvenes: "Las conocí trabajando en un barrio marginal de Madrid y me atrajo esa forma de vida y de trabajar".

Pepa no vive en un convento, vive en Lavapiés, la barriada madrileña multicultural donde conviven más de ochenta nacionalidades. "Yo tenía mucho miedo a la palabra 'monja', que está tan deteriorada y tan estereotipada. Aunque no vivamos en conventos, somos personas que estamos en los barrios, en las zonas populares y marginales. Yo entiendo el Evangelio como un compromiso con las personas, los derechos sociales y humanos".

La monja ha estado hablando con Mara de que el cristianismo, fuente de ese amor que tiene por compartir su vida con los demás, también cuenta con imperfecciones: "Soy muy consciente de las dificultades que tenemos las mujeres en la Iglesia. Por ejemplo, yo he vivido el cónclave con una indignación terrible. Me parece absolutamente anacrónico que en la elección de un Pontífice solo haya varones".

Sobre la elección de León XIV como nuevo Papa, reconoce que sintió alivio, pero que la cuestión de las mujeres y la diversidad sexual son temas que no entra casi en ninguna agenda de un papado: "Aspiramos a una Iglesia más democratizada y donde las mujeres podamos acceder en igualdad de condiciones a cualquier tarea de responsabilidad. Si una mujer tiene vocación sacerdotal no se le puede negar por cuestión de género".

¿Por qué las personas LTGBI no se pueden casar por la Iglesia si tienen fe y se amen? "Yo no lo entiendo -responde Pepa- Creo que tenemos una moral muy estrecha y no ponemos el amor en el centro, cuando eso es el cristianismo, la religión del amor".