Pino Aprile: “Sin duda todos somos imbéciles”
El periodista y escritor italiano revisa el ensayo que defiende que la inteligencia está en peligro de extinción

Pino Aprile: "Todos somos imbéciles"
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Madrid/ Roma
En 1997 publicó “Elogio del imbécil”, 28 años más tarde ha revisado las teorías de su ensayo y reflexiona sobre una paradoja inquietante: los inteligentes han construido el mundo, pero son los imbéciles los que triunfan y lo disfrutan. Javier del Pino conversa con Pino Aprile desde Roma sobre su “Nuevo elogio del imbécil” (Gatopardo Ediciones)
¿Somos todos imbéciles?
Cada uno es imbécil a su manera. Dado que la inteligencia es una cualidad compleja —es decir, nadie es inteligente en todos los campos— seguro que hay algún campo en el que cada uno de nosotros es estúpido. la inteligencia es como una cerilla, es decir, se enciende una sola vez. El inteligente resuelve problema; el estúpido conserva las soluciones a los problemas, descubiertas e inventadas por los inteligentes. Por lo tanto, la estupidez es la pila, el archivo de las soluciones encontradas por los inteligentes. Gracias a todo esto, el género humano es el único que permite al último de su especie actuar al nivel del primero. Yo, por ejemplo, no sé nada de este aparato, pero lo uso. Entonces, ¿qué quiere decir esto? Que otros seres vivos, como la gacela lenta, cuando llega el ataque del león, no pueden pedir prestada la velocidad de la gacela más rápida, en cambio nosotros sí podemos hacerlo.(…)
Trasladado a la política que un inmigrante en EEUU vote a Trump es como si una gacela votara por el león. No le interesa y sin embargo lo hace ¿por qué?
Con esto entramos en otro ámbito de la psicología social, tanto a nivel de masas como a nivel personal. La víctima hace suyas todas las descripciones, los prejuicios construidos en su contra por el verdugo: el bloque social que en Israel vota, casi de manera compacta, a los partidos más extremistas de la derecha racista israelí, es el de los árabes israelíes. Y, del mismo modo, en las colonias, los más feroces contra los colonizados son los habitantes de las colonias que se ponen del lado del colonizador; esto, por desgracia, es un rasgo humano. Es algo que pertenece a la especie... es cierto, las gacelas votan por el león... ¿Y por qué seguir a Trump, por ejemplo? Esto lo explica Konrad Lorenz con un experimento fascinante realizado por un gran investigador, que se preguntaba por qué las bandadas de aves o los bancos de peces eligen ciertas direcciones en lugar de otras. ¿Qué ocurre en estos grupos? En primer lugar, se agrupan porque así el depredador ve una gran masa y la percibe como si fuera un único animal, y si es grande, no conviene atacar. Pero, ¿cómo deciden la dirección? De vez en cuando, un pez se aleja del banco, al cabo de un rato se da la vuelta para ver si los demás lo siguen. Si lo hacen, sigue adelante. Si no, vuelve al banco. Erich Von Holst, este investigador, tomó uno de estos peces y le extirpó del cerebro la parte que controla las relaciones con los demás, ¿y qué pasó? A todos los efectos, este pez era como los demás, pero cuando se lanzaba en una dirección, no se giraba para comprobar si los demás lo seguían: iba disparado, a toda velocidad. Y los demás peces interpretaban eso como una gran seguridad, convicción, capacidad de decisión, de lucidez. Y sucedía lo increíble: todo el banco seguía siempre al único líder descerebrado. Esto puede explicar el fenómeno Trump, por ejemplo. (…)
Habla de un experimento según el cual si ponemos a cien personas inteligentes en una isla con cien personas estúpidas, en pocas generaciones acaban siendo todos estúpidos ¿Significa que todos los que estamos aquí somos idiotas?
Desafortunadamente... ¡sí! Pero por necesidad... Porque si la imbecilidad o la estupidez, fueran perjudiciales para la evolución, para la especie, la evolución habría eliminado la estupidez. O, de lo contrario, la estupidez habría eliminado a la especie. En cambio, el homo sapiens es cada vez más numeroso y poderoso, por lo que solo hay una explicación: que la estupidez es útil para la evolución de la especie homo sapiens. ¿Por qué aumenta la estupidez? Porque el homo sapiens es un animal social, ya lo decía Aristóteles. Significa que los individuos de nuestra especie siempre deben encontrar una base sobre la que actuar como comunidad, para unirse. Porque cuando te encuentras con otro ejemplar de tu especie tienes dos opciones: o lo matas, o encuentras la manera de llevarte bien y convivir con él. Pero el modo de convivir siempre se establece al nivel del más bajo. Significa que si tienes una caravana de 100 camellos, de los cuales 99 son los más rápidos del desierto y uno es cojo, la velocidad de la caravana será la del camello cojo. (…)
¿Cuesta menos reconocer al imbécil que definirlo?
Sí, ¡por supuesto! Porque todos somos capaces de reconocer cuando tenemos delante a un imbécil... Es un poco como lo que decía San Agustín acerca del tiempo: «Si no me preguntas qué es, lo sé; si me lo preguntas, ya no lo sé». Es decir, somos capaces de reconocer a un imbécil, pero si me pides que describa y dé una definición de la imbecilidad, tenemos 10.000, como para la inteligencia. Por lo tanto, solemos hacer algo sensato: cuando nos encontramos ante un imbécil, no nos esforzamos por explicar por qué lo es, simplemente sabemos quién es. Y si alguien nos pregunta «¿Pero, por qué actúa así?», respondemos sin más: «¡Porque es un cretino!». Y ahí nos quedamos, porque intentar definirlo nos llevaría al infinito. Basta con pensar que una de las mentes más brillantes del siglo pasado, Einstein, dijo: «Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez, pero de la primera no estoy seguro». Porque el universo aún dejaba dudas, ¡la estupidez no! (…)
¿Por qué la imbecilidad va unida a la violencia?
Porque el estúpido no tiene otras armas. Es decir, el inteligente es capaz de organizar... concebir, comprender y estructurar el espacio que le rodea y, por lo tanto, también de regular su comportamiento en función de con quién se relaciona. Entiende que con una persona conviene mostrarse un poco más complaciente en apariencia y luego llevarle a hacer lo que tú quieres; con otra hay que ser un poco más autoritario, porque no se atreve a contradecirte, etc., el estúpido no. Al no tener esta capacidad de organizar de forma compleja el mundo que le rodea, recurre al instrumento más fácil: la violencia. Y la violencia, por desgracia, vence al razonamiento. (…)
La historia está llena de ejemplos similares. En España a través de la Inquisición y la expulsión de los judíos
Sí, y es una trampa en la que siempre cae el poder. Cuanto más crece un poder, más corta las inteligencias. ¿Cuándo hizo esto España? Cuando estaba casi en la cúspide de su poder. Pensemos, por ejemplo, en el nazismo... había conquistado Europa y ¿qué hacía? Eliminaba a las mentes más brillantes. Esta es una regla del poder, el poder se siente más seguro si puede dominar a los estúpidos, porque los inteligentes son capaces de comprender y cuestionar el poder. Y eso es algo que el poder no puede tolerar, porque el poder tiende a concentrarse en uno solo, es como una pirámide: el poder es el que está en la cima de la pirámide, uno solo, todos los demás están por debajo. Es algo que ya existía en los clásicos griegos (…)
Lord Parkinson decía que los incompetentes ocultan su incompetencia aumentando sus competencias… ¿El jefe de cualquier equipo tiende a ser el más imbécil del equipo?
Sí... o tal vez es tan inteligente que entiende que debe comportarse como un idiota. Miremos la política: sea cual sea la forma de gobierno, el estúpido —que tiene como arma la violencia— tiende a convertirse en rey, en tirano, ¿por qué? Porque elimina a quienes no están de acuerdo con él, y al final solo queda él. Ahora, por suerte, tenemos la democracia, ¿y cómo funciona la democracia? Se vota, y quien obtiene más votos gobierna. Un voto por cabeza. Pero como los estúpidos son la inmensa mayoría, no importa a quién se vote: la única certeza, —salvo excepciones o errores, si se quiere— es que resultarán elegidos los estúpidos… o personas tan inteligentes que se dejan elegir por los estúpidos, y por tanto tienen que gustarles. Si las jerarquías, por ejemplo de Apple, o incluso en el imperio chino, tuvieran que funcionar únicamente gracias a los genios, tendrían un problema: encontrarlos. Pero una vez encontrados, el problema con los genios es lograr que se pongan de acuerdo. Los genios están acostumbrados a discutir, y tienen razón al hacerlo, pero mientras discuten, la burocracia se paraliza(…)
¿Lo más inteligente que puede hacer una persona inteligente es hacerse el imbécil?
¡Cuando es necesario, sí! En la jerarquía se actúa como pide la jerarquía, luego, una vez en casa, el gerente, el jefe, el directivo de la jerarquía que actúa estúpidamente en el trabajo puede resolver problemas matemáticos sin resolver desde hace cuatro siglos, tocar Bach como solo tres personas en el mundo han sabido hacerlo, discutir de cosmología con Stephen Hawking y de relatividad con Einstein y de cuántica con Planck, ¡pero eso es asunto suyo! Es decir, hazte el inteligente en tus asuntos, pero cuando estás en comunidad, intenta ser estúpido.




