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Descubren que "a partir de los 50 años casi todas las células madre de nuestra sangre se llaman Rodríguez" (y eso es malo)

Un estudio liderado por dos centros de investigación de Barcelona ha descubierto que, a partir de esa edad, cada vez tenemos menos células madre sanguíneas y las que hay se replican cada vez con más errores favoreciendo el envejecimiento y enfermedades

Los investigadores Alejo Rodriguez-Fraticelli y Lars Velten, autores de "El rastreo clonal con epimutaciones somáticas revela la dinámica del envejecimiento sanguíneo"

Los investigadores Alejo Rodriguez-Fraticelli y Lars Velten, autores de "El rastreo clonal con epimutaciones somáticas revela la dinámica del envejecimiento sanguíneo"

"Todos los humanos somos, en esencia, clones. Yo me apellido Rodríguez, así que pongamos como ejemplo que soy un clon que se originó a partir del Rey Rodrigo en la Edad Media. ¡Fíjate la cantidad de Rodríguez que hay ahora en la península!". un Con fuerte acento argentino, Alejo Rodríguez-Fraticelli, líder de grupo en el Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRB-Barcelona), utiliza esta imagen tan directa para ilustrar el proceso de clonación por el que se forman las células y tejidos de nuestro cuerpo.

Continúa: "Un clon es, en esencia, un conjunto de células que comparten una célula-ancestro común. Nuestro cuerpo, si lo piensas, es justamente eso: un clon que se origina a partir de una sola célula desde el embrión. Todos venimos de esa célula inicial".

Para regocijo de los presentes, que ya empiezan a preguntarse qué tiene que ver el Rey Rodrigo con la biología celular, el investigador continúa: "Desde esa única célula, se desarrollan miles de millones de células distintas que forman lo que somos, la persona completa. De una sola célula surgen cientos de miles, millones, que durante años construyen nuestra piel, intestinos, sangre... ¡todo!".

Ya con el público—una nutrida representación de periodistas de toda España convocados por la revista Nature—escuchando con máxima atención, Rodríguez-Fraticelli conecta con la idea central de la investigación que le ha llevado a publicar en la prestigiosa revista científica junto a Lars Velten, coautor de la investigación y líder de grupo en el Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona.

"Lo que hemos descubierto", señala, "es que, a partir de los 50 años, todas o casi todas las células de nuestra sangre ya no son tan diversas como cuando éramos niños. Desde esa edad -los temidos 50- la mayoría de mis células madre sanguíneas comparten el 'apellido' Rodríguez del que hablaba al principio. Han competido con las otras células de nuestra sangre, se han expandido, se han clonado y duplicado generando mutaciones y errores y han terminado dominando el espacio en nuestra sangre".

Varias personas en la sala de prensa sonríen tras la explicación. El investigador hace una pausa dramática y termina: "Creo que es mi forma más simple de contarlo, aunque no sé si lo he conseguido", admite.

Detrás de esta curiosa explicación (que incluye a un argentino confesándose heredero del Rey Rodrigo, último rey de los visigodos) está el impresionante hallazgo del Instituto de Investigación Biomédica (IRB) y el Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona: este comportamiento -todavía por explicar- de las células madre de nuestra sangre influye en nuestro envejecimiento y en la aparición de enfermedades ligadas a la edad.

Más edad, menos diversidad en la sangre

Los investigadores de los dos centros han dado un salto de gigante en la comprensión de las miles de células madre que hay en nuestra sangre y de cómo los procesos que se producen en su interior, su replicación (su clonación) imperfecta, provocan nuestro envejecimiento y a la aparición de enfermedades tan graves como la leucemia. Una de cada dos personas en el mundo puede desarrollar un cáncer de la sangre o algún tipo de trastorno sanguíneo a lo largo de su vida.

Lo que han descubierto es que, frente a lo que hacen en nuestra infancia y juventud -podemos tener hasta 200.000 células madre sanguíneas diferentes- a partir de los 50 años se produce un drástico declive: unas pocas células madre empiezan a tomar el control, comienzan a replicarse y expandirse y, poco a poco, "superan a sus vecinas y gradualmente y se hacen cargo de la producción de sangre".

A partir de ese momento empieza un cataclismo a nivel celular que este grupo de investigadores ha descubierto que es "universal": nos ocurre a todos. A partir de los 50, nuestro "equipo" de células madre sanguíneas -que hasta ese momento era muy diverso- empieza a ser cada vez más pequeño, menos plural.

Rodríguez Fraticelli explica que "Los organismos o ecosistemas diversos son mejores. La diversidad nos ayuda a ser más fuertes, por ejemplo, frente a infecciones víricas", dice. Completa la reflexión su colega Lars Velten: "cuando algunas células madre sanguíneas se van replicando y quedándose todo el espacio, nos volvemos más vulnerables. El dominio de un puñado de clones hace que todo el sistema sea más frágil".

Velten y los autores de este descubrimiento sospechan "que la pérdida de diversidad de nuestras células podría ayudar a explicar la inflamación crónica persistente que surge durante el envejecimiento" y que puede hacernos más vulnerables a las enfermedades. También creen que el hecho de que un pequeño grupo de células se repliquen continuamente a partir de los 50 años genera más probabilidades de que en esas clonaciones se produzcan errores y mutaciones que nos lleven a las enfermedades.

El equipo conjunto del IRB Barcelona y el CRG ha visto ese patrón tanto en ratones como en humanos, lo que sugiere "que los hallazgos son una característica fundamental del envejecimiento de la sangre en todas las especies".

¿Cómo lo han descubierto?

Los equipos de los dos centros han creado una herramienta llamada EPI-clone. Con ella, han medido por primera vez las marcas de metilación de las células madre de nuestra sangre. Cuando una célula madre se divide, las marcas de metilación se copian en sus células hijas, dejando lo que los expertos han llamado "un código de barras permanente y natural" que luego pueden escanear para localizar cada célula y hacerle una especie de árbol genealógico.

Como cada célula lleva una marca de metilación compartidas con una antecesora, gracias a su herramienta, han sido capaces de entender este proceso que explicabamos antes: En la sangre de un niño o un joven, hay miles de células madre diferentes y eso contribuye a que tenga un grupo rico y diverso de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Sin embargo, la herramienta EPI-Clone reveló que en los ratones más viejos, hasta el 70 por ciento de las células madre sanguíneas pertenecían a solo unas pocas docenas de clones grandes. Luego, esta misma circunstancia se ha probado en la sangre humana. El estudio encontró que a los 50 años, muchas células madre sanguíneas comienzan a desaparecer haciendo el sistema menos diveros. A partir de ese momento algunas, los clones más grandes, comienzan a tomar el relevo. A partir de los 60, el proceso es todavía más fuerte. "En un nonagenario", dice Lars Velten, "se puede dar el caso que dos o tres células madre únicamente hayan tomado el control de la sangre".

¿Para qué sirve?

Todavía es muy pronto y hay que seguir investigando, explican los dos expertos, pero también aseguran que su trabajo "puede conducir a nuevas estrategias que detecten los primeros signos de alerta de un envejecimiento poco saludable mucho antes de que aparezcan los síntomas" y que esto nos pone "en un buen camino" para prevenir enfermedades como el cáncer o los trastornos inmunitarios.

Los hallazgos significan que "los médicos podrían algún día evaluar el comportamiento clonal de nuestras células para la detección temprana de enfermedades". Las personas con una pérdida más rápida de diversidad celular sangrienta, o una rápida expansión de clones, podrían ser marcadas para recibir atención preventiva.

También abre la puerta a estudios sobre terapias de rejuvenecimiento en humanos. "Si hemos localizado por qué envejece nuestra sangre, si sabemos que estas clonaciones de células madre están detrás, ya estamos en el buen camino para medicamentos o terapias que frenen el envejecimiento", aseguran Velten y Rodriguez-Fraticeli. Primero hay que identificar qué células-clon son más problemáticas, algo que no ha sido posible hasta ahora.

El estudio ha sido liderado conjuntamente por un equipo del Centro de Regulación Genómica (CRG) y el Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona). Fue financiado por la Asociación Europea de Hematología, la fundación CRIS contra el cáncer y la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

Javier Ruiz Martínez

Javier Ruiz Martínez

Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...

 

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