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El mito de la posguerra que se convirtió en la estrella mejor pagada del cine español

Todo gracias a sus papeles militares

El mito de la posguerra que se convirtió en la estrella mejor pagada del cine español

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Alfredo Mayo (Barcelona, 1911) fue uno de los actores más emblemáticos de la década de los años 40 del cine español. Aunque comenzó los estudios de Medicina, los abandonó en el segundo curso para dedicarse al teatro. Durante los años 30, cuando ya había participado en algunas películas como El 113, de Ernesto Vilches, o Las tres gracias, de José Leitão de Barro. Con el estallido de la guerra civil española, Mayo se alistó como oficial de aviación en el bando franquista, donde estuvo hasta el final del conflicto. Allí llegó a pilotar un Heinkel HE 112.

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En Sucedió una noche, han repasado la trayectoria de Mayo, coincidiendo con el 40 aniversario de su muerte este lunes 19 de mayo. Durante la década de los años, con el fin de las sublevaciones, Alfredo Mayo recuperó su trabajo como actor y, sin quitarse el uniforme, encarnó a un oficial de las fuerzas africanistas en la película Harka. Esta cinta de aventuras militares impulsó la carrera del actor, llegando a llamar la atención de mismísimo Francisco Franco.

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Almudena Grandes, ‘Open range’ y Alfredo mayo

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El dictador eligió a Alfredo Mayo para que interpretase a su álterego en una cinta, Raza (1941), que él mismo había escrito bajo el seudónimo de Jaime de Andrade. Se trata de una producción de índole propagandista que el ideario del 'buen español' desde la perspectiva del régimen de Franco. El actor interpreta al capitán José Churruca, un personaje que pasaría a la historia como símbolo de los vencedores de la guerra civil, un héroe católico y patriota.

Esta producción franquista consagró a Alfredo Mayo como el galán por antonomasia del cine heroico y castrense, porque sí, el género se hizo muy popular durante los años 40 y el actor sería la estrella en la mayoría de sus títulos: ¡A mí la Legión!, El frente de los suspiros, Malvaloca y Deliciosamente tontos. Y aunque las capacidades expresivas de Mayo no eran excelentes, se convirtió en un auténtico mito de la posguerra y en poco tiempo era ya la estrella mejor pagada del cine español. La Compañía Industrial de Film Español (Cifesa) contrató al intérprete por 80.000 pesetas por película, llegando a participar hasta en tres cintas por año.

 

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