Cannes 2025 | Joachim Trier madura en 'Sentimental Value', un dramón familiar con un brillante Stellan Skarsgård
El director noruego disecciona los traumas familiares a través de un director de cine y su hija actriz en una emotiva historia con Elle Fanning y Renate Reinsve

Fotograma de 'Sentimental Value' de Joachim Trier con Renate Reinsve

Cannes
Cuenta el director noruego Joachim Trier que fue viendo un documental de los Beatles cuando entendió que su cine tenía que dar el salto, ser más emocional. Ese fue el caldo de cultivo de 'Sentimental Value', película con la que vuelve a la competición del Festival de Cannes. Trier es uno de los descubrimientos del certamen, por lo que no sería raro que esta película en inglés y noruego acabe en lo más alto del palmarés. El director presentó aquí 'Oslo, 31 agosto', en la sección Un Certain Regard. En competición estuvo con 'El amor es más fuerte que las bombas', de la que bebe esta nueva historia. Sin embargo, es 'La peor persona del mundo' el filme que todo el público tiene en mente, pues le dio una nominación al Oscar a mejor guion y descubrió a la actriz Renate Reinsve, que vuelve a trabajar con el director.
La película tiene un inicio conmovedor. Una narración recuerda un pequeño ensayo que la protagonista escribió cuando tenía doce años. Fue una especie de guion o relato de su propia familia y de la casa familiar, un pintoresco chalet en las afueras de Oslo por el que hay, como en todas las casas, secretos, traumas y muchos recuerdos. Con algunos flashbacks, con continuos fundidos a negro, el director nos cuenta el presente de esta protagonista, una actriz acabando la treintena emocionalmente inestable. Su madre acaba de morir y eso provoca la vuelta de su padre, un famoso director de cine que abandonó el hogar cuando se divorció. La vuelta del padre tiene un sentido: quiere volver a rodar una película y quiere que su hija sea la protagonista, papel que rechaza por la relación ausente que mantienen.
Al igual que en su anterior filme, 'Sentimental Value' empieza con cierto humor al contar cómo funcionan los entresijos de las producciones cinematográficas. Guiños a Netflix, a los directores que saltan al inglés para rodar con estrellas y tener más presupuesto, y al trabajo de los representantes de esas estrellas. Sin embargo, la película va tornándose más oscura y triste, y el director firma un drama profundo sobre la herencia familiar, sobre los traumas, sobre la soledad y la enfermedad mental. Sobre todo, el humor surge del patetismo de los personajes al configurar la relación familiar. Brillante es la escena donde el abuelo regala a su nieto de seis años un DVD de La pianista, de Haneke y de un filme de Monica Bellucci.

Renate Reinsve es la protagonista, que ya ganó el premio de interpretación en Cannes con 'La peor persona del mundo' y que aquí vuelve a firmar una potente interpretación, con muchos más cambios emocionales. Una actriz que tiene miedo de actuar, de sentir y de salir adelante. Junto a ella otro gran descubrimiento, la actriz Inga Ibsdotter Lilleaas, que interpreta el papel de la hermana. Como estrella invitada, la norteamericana Elle Fanning en el papel de una actriz de Hollwyood de renombre que ahora solo quiere hacer películas de autor y que se lanza a trabajar en esa película, y el actor sueco Stellan Skarsgård (Dogville, Dune) que está impresionante en su primer papel en el cine noruego.
'Sentimental Value' habla de la familia, de la incomunicación y los problemas que toda familia genera, hay ecos de Saura y de Bergman, quizá en una de las escenas más obvias de la película, y una oda a las relaciones entre hermanas y cómo cada una ha superado la ausencia paterna y el peso de un padre famoso de manera distinta. Mientras una ha conseguido formar una familia y pasar página y perdonar al padre ausente; la otra, vive atormentada por ello.
Hay también una reflexión sobre la intersección entre el cine y la realidad. Si para Carla Simón el cine le ha servido para rellenar los huecos de la memoria, a Joachim Trier le sirve para ahondar en los miedos como padre, y explicar a los espectadores que la ficción y el cine pueden permitir sanar las heridas más íntimas. Sin embargo, hay que decir que Trier acaba dejando algunos flecos sin explicar demasiado bien, por ejemplo, la herencia de esa familia que fue víctima del nazismo. Es como si comparase el trauma de una joven en 2025 en el primerísimo primer mundo, con el dolor de una mujer colaboradora con la resistencia antifascista que fue torturada y apresada por los nazis.
Sin caer en lo autobiográfico, Trier, padre de dos hijos como Gustav, hace que su protagonista adopte el mismo enfoque del cineasta: indagar, indagar y explorar.

Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...




