"Que nos alejen 500 metros del Bernabéu sería llevar a 87 familias a la ruina"

Madrid

40 personas esperaban impacientes el final de una reunión en el número 127 de la Calle Príncipe de Vergara, en Madrid. Dentro, en la Junta de Distrito de Chamartín, sus representantes debatían con la concejalía las consecuencias que tendría para ellos la reubicación de sus puestos de bufandas y frutos secos en las puertas del Bernabéu. No es que se jueguen mucho, dicen, es que "nos jugamos todo". Porque aunque su licencia diga "aledaños", llevan décadas en la puerta del estadio, y si, como sospechan, los desplazan a la Castellana dirección Nuevos Ministerios, verían disminuir sus ganancias un 95%.

Sería un drama para 87 familias y es imposible no empatizar con ellas cuando las ves cada fin de semana trabajar en directo y cuando te cuentan cara a cara la situación individual de cada una de ellas. Algunas llevan 60 años y aprendieron el negocio siendo niños con sus padres y abuelos, otros se compraron hace nada un coche eléctrico para poder entrar en Madrid y ahora ven como la normativa no ha entrado en vigor y esa inversión no han servido para nada. Están los que ya han perdido el género de todo el año y los que tienen la hipoteca y el colegio de sus hijos pendientes de que les dejen trabajar en las mismas condiciones que ahora mismo.

La concejalía no les da respuestas, y a la Cadena SER, tampoco. Todas las veces que hemos solicitado su versión al Ayuntamiento de Madrid hemos recibido una respuesta negativa. Jose, su portavoz, lo explicaba en SER Deportivos. "Que nos alejen 500 metros del Bernabéu sería llevar a 87 familias a la ruina. Tenemos un contrato con la administración de 15 años que se renueva automáticamente por otros 15. Eso son 30 años, lo que te permite hacer un plan de vida. Si no nos modifican este contrato, desaparece nuestro plan de vida por completo".

Les han emplazado a futuras conversaciones y a no tomar ninguna decisión sin hablar antes con ellos, pero también han sido claros desde la concejalía explicando que el actual mapa de los puestos en el estadio cambiará seguro. Se habla de llegar a un acuerdo que satisfaga a todas las partes, incluyendo al club y a los vecinos de la zona.

Ellos tienen miedo, dicen, a que les sustituyan por foodtrucks y otros establecimientos de comidas y venta de camisetas ligados a patrocinadores oficiales. Suspiran porque el partido contra la Real Sociedad no sea el último de una actividad comercial que lleva seis décadas dando color al estadio del Real Madrid, y que cuando sus licencias sean renovadas el próximo 27 de julio les permitan montar sus puestos en el mismo lugar donde lo hacen ahora.