'Lilo y Stitch' mantiene su esencia en una adaptación real atravesada por las emociones de sus personajes

Madrid

Hace ya más de veinte años que Disney estrenaba Lilo y Stitch. Su lanzamiento provocó que varias generaciones escucharan, por primera vez, aquello de "Ohana significa familia", una frase que ya se ha convertido en un lema del imaginario de la compañía de animación. La película, que retrataba, con ritmos hawaianos, la soledad, el duelo infantil y la diversidad familiar, fue pionera en la animación al reflejar el sentimiento de pertenencia como uno de sus pilares narrativos. Ahora, en plena era de nostalgia, y tras el fallido live action de Blancanieves, Disney rescata otro de sus clásicos animados para volver a llevar a las salas el carácter soñador de Lilo y la dualidad de ternura y destrucción que desprende Stitch.

La adaptación del clásico animado mantiene la esencia de la historia original con una trama sin apenas cambios de guion. Su director, Dean Fleischer, explica que este regreso les ha permitido profundizar en nuevas capas emociales de los personajes, como sucede en los conflictos internos de Lilo y en la relación con su hermana Nani (Sydney Agudong). "Teníamos claro que había que capturar la esencia del largo, pero indagando más en lo que viven los personajes humanos", comenta.

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Los planos y líneas de guion recrean los originales y el comienzo es idéntico al de los años 2000. Las autoridades capturan a Stitch y convocan una votación para acabar con él. El alíen escapa de la Federación Galáctica y su nave impacta en la tierra en la isla de Kauai. Allí se encuentra con Lilo, una niña de seis años que vive con su hermana, tras el fallecimiento de sus padres, y que desea tener un mejor amigo.

Los personajes de Stitch y de los extraterrestres están creados por imágenes virtuales y representados en set por títeres. Para el director era importante que todo el equipo pudiera imaginar lo que iba a suceder sin los efectos de posproducción.

"En ocasiones, las adaptaciones de acción real, o aquellas que tienen muchos efectos visuales, dejan este trabajo para el último momento porque es más fácil y barato. Lo que ocurre con esto es que acabas con un proyecto en el que los personajes no miran al lugar correcto, donde los movimientos de cámara no están definidos y donde los personajes no se integran de una manera correcta con el resto de elementos", relata Fleischer.

Un nuevo Hawái

La pequeña adopta a Stitch en una perrera y se convierte en su fiel compañera. Junto a su familia, le ayuda a escapar de las criaturas y agentes que quieren capturarlo. Un encuentro, en Hawái, que ha permitido una travesía crítica. La adaptación cuestiona la imagen que crea el turismo de masas sobre el Archipiélago. "Capturamos un Hawái auténtico y real. Nos esforzamos al máximo para tener una especie de ejército de consultores para asegurarnos de que veíamos las islas desde un nuevo enfoque. Quisimos mostrar el aspecto precioso y exuberante pero también la parte trasera de la postal mostrando cómo viven los locales", describe el productor Jonathan Eirich.

El equipo llevó a cabo un trabajo minucioso para encontrar a la actriz que daría vida a Lilo. Convocaron un castin multitudinario en el que encontraron a Maya Kelahoa, quien debuta en el cine dentro de universo de Disney. El director explica que fue un flechazo. "Desde que la vimos supimos que era ella", apunta. Querían encontrar una niña que tuviese seis años exactos, al igual que Lilo, y les fascinó la energía de Maya. El productor subraya que todo lo que ha hecho ante la cámara es impresionante para su edad.

Lilo y Stitch regresa de manera fiel a su relato, sin apenas cambios de guion, apostando por reforzar las emociones de sus protagonistas. Una vuelta nostálgica, que ha contado con parte del equipo original, con la que el pequeño buscará volver a llenar las salas de cine.