Así son los huertos en los que se cultiva el buen rollo
Visitamos los huertos de ocio municipales del Caserío de Henares

Huertos de ocio para la autosuficiencia
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Madrid
En todas las épocas hay un momento en el que la amenaza de un apocalipsis se cierne sobre nuestras cabezas: una pandemia, una guerra, un apagón… En el kit de supervivencia de los Millás siempre habría un hueco para un libro especial. John Seymour era un activista de la autosuficiencia.
En 1978 escribió “El horticultor autosuficiente” que se convertiría en la pesadilla de Juan José Millás cuando su padre no solo lo compró, sino que también obligó a todos sus hijos a leerlo. Su obsesión, y la de Seymour, era poder sobrevivir sin ayuda de nadie. Un huerto es una buena forma de empezar.
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Hace casi 40 años, cuando Joaquín Leguina era presidente de la Comunidad de Madrid, se decidió dedicar 190 hectáreas de terrenos municipales a un proyecto de huertos de ocio. Posteriormente evolucionó a una Escuela de Educación Ambiental donde se mantienen los huertos, pero también se abren las puertas a colegios y particulares para hacer cursos, talleres y conocer algo más de la vida en el campo.
La finca se encuentra en San Fernando de Henares, en el Caserío de Henares, donde nos recibe Joaquín Puebla, director del CEA y otra de las víctimas de Seymour, aunque en su caso por gusto.
Para solicitar uno de los huertos (las convocatorias salen en el BOCAM cada cuatro años) hay que residir en alguna de las ciudades de alrededor y acumular puntos: se valora la edad, conocimientos previos en medioambiente y agricultura y tener claro que trabajar un huerto exige dedicación y no es rentable. Seguramente encontrarás productos más baratos en el mercado pero, sin duda, no serán ni la mitad de buenos que los que recogerás en tu huerto ecológico.
El papel de la jubilación en el huerto
La mayoría de las personas que encontramos azada en mano a pleno sol son jubilados. Unos aprendieron de sus padres, otros lo hicieron directamente allí. José Antonio tiene 88 años, le cuesta caminar porque tiene la espalda fastidiada pero cuando llega a su huerto suelta el bastón y se pone a trabajar.
“Es lo que me da la vida. ¿Qué iba a hacer si no, quedarme todo el día sentado en el sofá?”, dice. Si no tiene médico va todos los días aunque ya solo cultiva la mitad de los 250 metros cuadrados que miden todas las parcelas. La tierra, una caseta para herramientas y una arqueta para el acceso al agua.
Lo que se cultiva se come o se regala, que nunca falta familia, amigos o vecinos con los que compartir. Y en septiembre, cuando ya se ha recogido la cosecha de verano, se celebra con una paella a cargo de Pedro, el presidente de la Asociación de hortelanos, que hace 18 años pasaba con su bicicleta por allí y no paró hasta que consiguió que le adjudicaran una de las parcelas.

Paqui Ramos
Casi siempre en la radio. Siempre en la SER. Trabajando con Javier del Pino y yendo a sitios con Juanjo...




