Jordi Milán, director de La Cubana, loco de amor por el teatro
Desayunamos en casa de su "vecino" el pastelero Christian Escribá.

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Barcelona
Jordi Milán ha tenido una semana muy ajetreada, ha recogido la medalla de la SGAE, por su contribución al teatro. Y la Creu de Sant Jordi que otorga la Generalitat de Catalunya. Javier del Pino bromea diciéndolo que debe parecer un coronel cuando salga a la calle con tanta medalla..."Yo no sé si a estas alturas tengo vocación de director" responde Milán "lo único que tengo claro es que tengo vocación de teatrero, lo demás ha venido por dónde ha venido". Esa vocación de teatrero cumple más de 45 años en los escenarios y en la calle, porque La Cubana nació montando "eventos" y perfomances en la calle revolucionándolo todo. Es que el factor sorpresa y que una función acabe con el público en la calle afrontando una emergencia era algo habitual. Incluso en Londres, estando Thatcher en el gobierno, les cancelaron una versión de "La Tempestad" de Shakespeare por incumplir un montón de normativas. "El factor sorpresa siempre existe, yo me levanto cada día y me sorprende algo" cuando se creó La Cubana "despertábamos de una larga siesta. Teníamos ganas de salir, de abrir balcones y ventilarnos. Los políticos e instituciones no sabían lo que se llevaban entre manos, estaban experimentando y dejaban más libertad", recuerda el fundador de La Cubana. "Ahora está todo más constreñido, tendrían que dejar el grifo más abierto. Potenciar la locura" Milán cree firmente que para crear hay que estar un poco loco, dejarse llevar "la locura es muy importante en la creación" reivindica. Eso es lo que le pasa a él y es la filosofía de La Cubana: una locura de amor por el teatro.

Lourdes Lancho
Subdirectora A Vivir Que Son Dos Días, antes en Hora 25 con Àngels Barceló. Guionista, redactora, presentadora...




