Los tres síntomas que evidencian la fragilidad en las personas mayores y qué hacer para revertir la situación: estás a tiempo

Madrid

La fragilidad en las personas mayores no es solo una consecuencia natural del envejecimiento. A pesar de que mucha gente pueda pensar que va más lento o que tiene menos fuerza simplemente porque es mayor, lo más probable es que esté sufriendo de fragilidad. Un síndrome, que afecta a un 18% de los mayores de 65 años, que les impide ser completamente independientes y hacer según que cosas. Una serie de síntomas que están asociados a un mayor riesgo de episodios adversos como mortalidad, deterioro cognitivo, hospitalización, lesiones o caídas y a una disminución del bienestar. De hecho, es conocido por muchos como la antesala de la discapacidad.

Un tema sobre el que hemos hablado en el último programa del A Vivir, donde Javier del Pino ha entrevistado a los geriatras Leocadio Rodríguez Mañas, jefe de geriatría del Hospital Universitario de Getafe (Madrid), y Cristina Alonso, especializada en envejecimiento saludable en el mismo hospital, para explicar qué es lo que hay detrás de este síntoma. En primer lugar, los especialistas nos han explicado cuáles son los síntomas principales de un síndrome como la fragilidad: "Camino más lento, tengo menos fuerza y siento que me cuesta más hacer las cosas. Estos son los tres síntomas que nos dicen que alguien puede ser frágil".

"Hay que mantenerse activo"

A partir de estos primeros tres síntomas es importante consultar con especialistas para que puedan determinar tu estado de salud: "Luego existe un concepto operativo en clínica, que usamos los geriatras, en el que medimos cuatro o cinco o cosas y, según lo que salga ahí, eres robusto, pre-frágil o frágil". Principalmente porque es un síndrome que se puede revertir. En declaraciones a la Cadena SER, Cristina Alonso explica que lo más importante es mantener la actividad física: "Hay que mantenerse activo".

Pero no solo eso. También hay que seguir una nutrición adecuada y buscar a ver si hay una enfermedad o un fármaco que pueda estar provocando esta anteriormente citada fragilidad: "Siguiendo estos pasos se puede revertir en la mayoría de casos". Por lo tanto no, estos síntomas no tienen por qué ser fruto de la edad: "Confundir estos signos con el envejecimiento normal es un gran problema. Es muy importante tener claro que ser muy lento y tener limitaciones no es un envejecimiento normal".

De la fragilidad a la robustez

De hecho, cada vez son más las personas que demuestran que se puede llegar a una edad avanzada sin registrar este tipo de síntomas: "Tenemos muchos ejemplos de personas muy mayores, que superan los 90, que se mantienen su vida como siempre". De esta manera, los geriatras advierten de la importancia de identificar estos síntomas cuanto antes para revertir una posible discapacidad: "Si se consiguiera retrasar en cinco años la demencia se evitarían el 50% de los casos. La idea es retrasar este tipo de situaciones y que nuestros pacientes se mueran en el green del hoy 17 muriendo bajo par a los 92 años de edad.

El objetivo es que los ancianos y las ancianas lleguen a sus últimos años de vida siendo completamente autónomos y pudiendo tomar sus propias decisiones: "La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el envejecimiento saludable como hacer aquello que puede tener valor para mí. Puedo tener 12 enfermedades que, si puedo seguir haciendo aquello que tiene valor para mí, soy un anciano saludable". Por todo ello, es importante mantenerse activo y, sobre todo, hacer ejercicio físico: "Hay estudios clínicos que han demostrado sin lugar a dudas que el ejercicio físico sencillo mejora a los sujetos que tienen fragilidad y les lleva a la situación de robustez".