España intensifica los contactos para convencer a las capitales que mantienen dudas sobre la oficialidad del catalán, el gallego y el euskera: "Es difícil, pero no imposible"
Los 27 debaten este martes la oficialidad de las tres lenguas, cuya aprobación necesita la unanimidad de los socios. El gobierno central redobla los contactos y no ve imposible su aprobación a pesar de las dudas de un grupo de países

Pedro Sánchez y Ursula von der Leyen. / Marcelo del Pozo

El Gobierno ha intensificado los contactos para convencer in extremis a los países más reticentes a que el catalán, el gallego y el euskera pasen a ser lenguas oficiales de la UE. Y aunque siga siendo muy complicado, porque se necesita la unanimidad de los 27, varias fuentes conocedoras de la negociación repiten que, aunque difícil, su aprobación a esta hora no es imposible. El Gobierno se está volcando en recabar apoyos para modificar el reglamento lingüístico de la Unión, un cambio que necesita de la unanimidad de los 27.
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Y lo cierto es que, aunque persisten las negativas o las dudas, no son tan rotundas como hace una semana. El Gobierno ha pasado de la pedagogía, de explicar que el bilingüismo forma parte de la identidad nacional o que es en asunto vital para el ejecutivo, a poner encima de la mesa casi un traje a medida: una propuesta con dos objetivos centrales: por un lado, disipar las dudas sobre el coste de la implementación; y por otro, una justificación que busca evitar que siente un precedente, que se produzca un efecto contagio y que su aprobación pueda suponer un quebradero de cabeza en otros países con lenguas minoritarias.
España está dispuesta a asumir los gastos -132 millones según un informe de la Comisión Europea- y defiende el reconocimiento en la Constitución española de las lenguas o su uso en el Congreso y en el Senado para defender la institucionalidad que tienen ya estas tres lenguas en España. Un escenario diferente, explican, al de otras lenguas minoritarias en la Unión Europea.
Con estos argumentos, España intentan torcer el brazo de los más escépticos. Como Roma, que seguiría en el no y que encabezaría a un grupo de países escépticos con la propuesta y que tienen menos peso en el Consejo, explican fuentes conocedoras de la negociación. Aunque Roma no querría quedarse sola en su rechazo a la medida. Estas mismas fuentes aseguran que al igual que el gobierno ha mantenido contactos al máximo nivel, el PP ha intensificado los movimientos para mantener en el no a los gobiernos de su mismo color político.
El debate será este mediodía y basta con que un país se oponga para que descarrile la propuesta. Aunque cabe la posibilidad, si España entiende que no tiene apoyo unánime, de mantener el debate pero retirar la propuesta de votación. Como ya hizo en 2023 durante la presidencia española. Si no sale aprobado, explican varias fuentes, el debate sobre la oficialidad de las lenguas volverá a estar encima de la mesa en próximas reuniones del Consejo.

Enrique García
(Sevilla, 1994) Corresponsal en Bruselas, siguiendo y explicando la política comunitaria. Antes, redactor...




