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Opinión

Luis García Montero pide no mirar hacia otro lado ante los problemas del mundo: "Que la energía vital propia no nos haga indiferentes"

El poeta cree que no es momento de ser impasivos ante todo lo que nos rodea

Luis García Montero: "Que la energía vital propia no nos haga indiferentes"

Cuando se cumplen años, conviene hacer un poco de gimnasia para que no se oxiden las articulaciones, los sueños y las conciencias. Además de las caminatas y las flexiones, propongo tres ejercicios cotidianos. En primer lugar, abrir bien los ojos y los oídos a las noticias, enterarse de que vivimos en un mundo en el que Israel comete un genocidio con miles de muertos en Gaza, Donald Trump lía la guerra de Ucrania cada vez que se sube al avión presidencial, Europa se prepara poco a poco para comportarse con dignidad ante los aranceles y los genocidios y la sanidad pública es una catástrofe humillante en la Comunidad de Madrid, una DANA para los barrios marginales y las residencias de ancianos.

En segundo lugar, tender las manos a las buenas cosas de la vida para no caer en la desesperación. Pensar en la familia, los amigos, las noches de amor, los buenos libros, los viajes posibles, las victorias de nuestros equipos de fútbol, los vinos que nos gustan y las canciones que nos conmueven. Fuerza para apreciar la vida. Que no se nos olvide decir te quiero. Y en tercer lugar, que la energía vital propia no nos haga indiferentes y podamos volver todos los días con más fuerza al primer ejercicio. Que no desaparezcan en la mesa de nuestros desayunos los cadáveres de Gaza, los muertos de Ucrania, las listas de espera en los hospitales y el precio de los alquileres. Defender la dignidad propia es un buen modo de pensar en los demás.