La gran virtud de Vicente Aranda que le convirtió en uno los directores más respetados en España

Madrid

Hace diez años que el mundo del cine decía adiós a uno de sus directores más emblemáticos. Vicente Aranda fallecía un 26 de mayo de 2015 y tras él quedaba el amplio listado de películas que han marcado la historia del cine español.

Largometrajes como Carmen, Juana La Loca o Amantes, con el que Aranda se llevó el Goya a Mejor Película y Dirección, han quedado en un repertorio nacional en el que actores y actrices de la talla de Ana Belén, Maribel Verdú o Jorge Sanz trabajaron bajo la batuta del cineasta.

Precisamente, este último ha querido recordar en el programa Sucedió una noche una de las gran virtudes por las que el director ha pasado a la historia de la cultura española. "Se ha convertido como en un juego", ha recordado Sanz al rememorar una de las prácticas más características de Aranda.

Rodajes sin ensayos

Y es que el cineasta, además de su fama de ser un gran director de actores, era reconocido en el gremio por su capacidad de sacar adelante los rodajes sin apenas ensayar. Aranda, que podía hablar horas y horas con cada uno de los actores y actrices sobre sus personajes, dejaba luego en manos de ellos la forma en la que abordar las escenas.

Además de ello, el director era ampliamente reconocido por ser un planificador de secuencias. "Mis referencias son literarias siempre", confesaba hace años. "No obstante, la imagen es para mí muy atractiva", añadía.

El cineasta, cuyas películas de las décadas de los 80, 90 y principios del siglo XXI quedarán para siempre en la memoria de la cultura española, aseguraba ya por aquel entonces estar "muy atento" a la luz que había en el plató, pero también a "la composición", persiguiendo siempre el objetivo de que la cámara escribiese "lo formal".