Vivir y habitar
La gente joven no puede tener una vivienda y a los viejos los echan de sus casas cuando ya no tienen a donde ir

Barcelona
Una casa es lo más parecido a la vida, por eso las casas se llaman viviendas. No es lo mismo vivir que habitar. Habitar viene del latín habere, que significa tener. Haber, tener una casa, siempre le da a uno un aire de propietario. Pero una vivienda nos hace más vivir que tener. La vivienda es lo contrario de la murienda. Por tal razón, el derecho a la vivienda es el derecho a la vida. Antiguamente, si se hablaba de una familia, o de la historia de un país, bastaba con hablar de una casa. Esto explica que gustase tanto La casa de la pradera. Todo el mundo sabe qué significa pertenecer a una casa. Los aristócratas también lo dicen así, pertenecen a una casa por encima de otros bienes. Lo importante es pertenecer a una casa, aunque la casa no te pertenezca. Hoy, las casas son cada vez más de fondos de inversión que se han apoderado de ellas, y de este modo los especuladores se han apoderado de las vidas de las personas. ¿Se acuerdan de la Declaración Universal de los Derechos Humanos? Ahora, parece que solo exista la declaración de la renta, pero lo cierto es que la humanidad ha declarado al universo ideas grandes y hermosas. Las cinco palabras con que se inicia la Declaración Universal de los Derechos Humanos son las siguientes: “Todos los seres humanos nacen...”. Ahí está. Nacen. Hemos nacido. Estamos vivos, y tenemos derecho a seguir vivos, es decir, derecho a la vivienda. Porque la vivienda es eso, y no un gerundio. Creo que, en vez de un corazón, a mí me pusieron la UHF. En España, vimos La casa de los Martínez antes que La casa de la pradera. ¡Pero qué más da ser Ingalls o Martínez! Lo importante es la casa donde serlo. Hoy es imposible. La gente joven no puede tener una vivienda y a los viejos los echan de sus casas cuando ya no tienen a donde ir.




