'El doctor Centeno', una novela extraña e inolvidable

Benito Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria el 10 de mayo de 1843 y murió en Madrid el 4 de enero de 1920. Es uno de los mayores narradores de nuestra literatura. Como autor, revolucionó la narrativa española.

'El doctor Centeno' se publicó en 1883. Enmarcada en el ciclo de las "novelas contemporáneas", es una de las obras más ricas y complejas de Benito Pérez Galdós. Tiene unos personajes tan humanos y a la vez toda la trama es tan descabellada que la novela es muy sorprendente, muy rica, divertida y emocionante. Una auténtica joya.

La figura de Felipe Centeno (que conocimos en 'Marianela') y sus andanzas por Madrid como criado de Alejandro Miquis -joven estudiante de Leyes con ribetes de hidalguía sorbido por el arte dramático- sirven a Galdós de hilo conductor para seguir levantando la fábrica de su gran "comedia humana", iniciada dos años antes con 'La desheredada'. En torno a ellos desfila una galería de personajes que integran un fresco inolvidable del Madrid de la época.

Como señala Santos Domínguez, 'El doctor Centeno' es una de las novelas más extrañas de Galdós y también una de las más inolvidables para los lectores. Parte de la crítica se entretiene desde entonces en discutir si se trata de una novela o de dos o de tres: la centrada en Celipín Centeno, la del canónigo Polo y la del poeta Alejandro Miquis.

Conectadas entre sí por la peripecia de Felipe Centeno, en quien Galdós delega la mirada, para darnos una lección de perspectiva. 'El doctor Centeno' es una delicia llena de momentos hilarantes y de personajes inolvidables en los que destaca su humanidad.

Según Germán Gullón, 'El doctor Centeno' suscita multitud de preguntas. No solo si es una novela o varias, sino si necesitamos conocer todo el grupo para comprenderla totalmente. La historia de Pedro Polo, la lucha con la pasión que le devora, no se desvela hasta 'Tormento', la siguiente novela de este grupo. La vida de Miquis también nos es presentada bajo la mirada de Centeno. En él se refleja la existencia romántica de su amo. Felipe Centeno es el prisma humano a través del cual se filtran los hechos que ocurren en la novela; es también quien mide y sopesa las acciones de los demás, y según su manera de verlas nos las transmite el narrador. Felipe es una línea de fuerza, una constante, emite todo lo que la novela contiene, dejando en claroscuro lo que se halla fuera de su alcance.

Felipe Centeno se hace a lo largo de la obra. Su visión del mundo y de las cosas va cambiando según va formándose su carácter. Al comienzo, el recién llegado de Socartes se ofrece como criado a Alejandro Miquis, al que encuentra por casualidad. Centeno es un pobre «héroe chiquito» que aún no sabe nada de casi nada, ni hablar casi, a quien le da lo mismo un trabajo que otro. Lo único que desea es que le tomen de criado para poder instruirse. Pero cuando llegamos a la última parte de la novela Felipe ya se ha «hecho». Las circunstancias, la vida, han ido conformándolo, y así ya no quiere ser criado de cualquier manera, sino que, consciente de sus progresos, exige.