Soledad Gallego-Díaz: "Para los ciudadanos que tenemos cierta edad, todo suena un poco a repetido"

Madrid

Es verdad que el lenguaje político se mueve en unos términos que acrecientan la irritación y que ese ruido es cada día mas estruendoso y permite menos salir de un laberinto que está desacreditando la política. Es verdad también que nada hace prever que esto vaya a cambiar. Es posible incluso que aumente con motivo de la concentración convocada por el Partido Popular esta semana en Madrid. Pero aun así, para los ciudadanos que tenemos cierta edad todo suena un poco a repetido, aunque cada vez con mas decibelios. Ha habido otras etapas en las que las acusaciones reciprocas afectaban también al crédito institucional.

En diciembre de 1989, por ejemplo, a José María Aznar, que era vicepresidente del PP se le ocurrió nada menos que acusar a los socialistas de preparar un pucherazo en las elecciones gallegas que se iban a celebrar ese mismo mes. Resultó que las elecciones las ganó Manuel Fraga, que dejaba precisamente su puesto al frente del partido a Aznar.

Felipe González tampoco se las gastaba chiquitas y en 1993 puso en duda públicamente de que el PP, con Aznar a la cabeza, fuera a aceptar democráticamente el resultado de las elecciones generales convocadas para ese año. Y además repentinamente les acusó de haber organizado un auténtico pucherazo en las elecciones municipales de 1991. En fin, fueron las últimas elecciones que ganó González y aunque perdió escaños pudo formar gobierno con los dos partidos que representaban entones al nacionalismo catalán y vasco. El problema es que los ciudadanos cada vez nos esta quedando menos oído y nos estamos quedamos mas sordos.