Álvaro Cervantes: "Hice 'Cyrano' en el colegio y pensé que si eso era un trabajo, yo quería hacerlo"

Madrid

"Era un niño muy prudente, educado, pero cuando entraba en el mundo de la imaginación, me volvía loco". Así se describe Álvaro Cervantes cuando era pequeño, cuando decoraba las flores de Sant Jordi, cantaba 'El tiburón' a todo pulmón o vivía el carnaval como el mejor momento del año. Todo cobró sentido cuando llegó al colegio una profesora que revolucionó la extraescolar de teatro: "Recuerdo terminar Cyrano de Bergerac empapao' y dije 'si esto es un trabajo, yo quiero hacer esto'".

Su segunda película, El juego del ahorcado, le dio su primera nominación al Goya como Mejor Actor Revelación. La noticia le pilló de camino a la Universidad Autónoma de Barcelona donde estudiaba Comunicación Audiovisual: "Me acababa de enterar y al compañero que tenía al lado le dije 'oye, que me acaban de nominar al Goya'".

La carrera de Álvaro Cervantes va en paralelo a la de Mario Casas. Empezaron juntos en publicidad siendo unos niños que soñaban con hacer una película algún día. Por separado han hecho muchas, pero juntos solo una, Tres metros sobre el cielo: "Parece un chiste, pero en Nueva York unos estudiantes españoles me pidieron una foto y al final se unieron gente de Perú, Rusia y Kazajistán", cuenta el actor sobre el éxito mundial de la saga dirigida por Fernando González Molina.

Quince años después, la vida ha vuelto a unir a los actores y amigos en el Festival de Málaga, que les concede la Biznaga de plata ex aequo, Cervantes por Sorda y Casas por Muy lejos: "Parece el guion de una película".

El actor decide despedirse en un faro donde se reencontraría con su tío, al que no pudo conocer: "Él era cooperante en el Chad, pero cuando nací se vino unos meses para ayudar a mi madre. Me encantaría reencontrarme con él y que suene 'La canción del elegido', de Silvio Rodríguez".