El guardián del "faro el fin del mundo" explica cómo es la vida en el punto más remoto del planeta

Madrid

José Luarte es sargento de la Armada chilena y responsable del faro de Cabo de Hornos, donde reside desde hace ya cerca de tres años con su familia. Un faro muy especial, situado en el extremo sur del continente americano, que es considerado por muchos como el "faro del fin del mundo" tanto por su localización como por unas características únicas en el mundo. A pesar de que había sido destinado para un solo año, al militar y a su familia les gustó tanto esta primera experiencia que hicieron todo lo posible para que el gobierno les permitiera seguir un año más. Y no solo lo consiguieron sino que han podido continuar con una aventura que, en principio, durará hasta febrero de 2026.

Así nos lo ha contado el protagonista de esta historia en declaraciones a El Faro de la Cadena SER, donde nos ha explicado cómo ha cambiado tanto su vida como la del resto de su familia en el punto más remoto del planeta. Especialmente la de sus hijos, todavía menores de edad, quienes están creciendo en un entorno completamente distinto al de cualquier otro niño o niña de su edad: "Inicialmente, los niños estudiaban en casa. Como en principio íbamos a estar solo un año, matriculamos a Sofía en un colegio para que hiciera la Secundaria. Pero, después de que nos confirmaran que nos quedábamos, tuvimos que hablar con la dirección y pensar en varias soluciones hasta que finalmente ha acabado recibiendo clases online. Mientras tanto, Gael sigue dando clases con su madre".

Cómo es el día a día en el faro

Por lo tanto, los hijos de José Luarte siguen recibiendo formación en casa para poder seguir el ritmo lectivo de cuando vuelvan a casa: "En la isla no hay nadie más que nosotros. Estamos nosotros cuatro y un gatito que se llama Calafate". ¿Y cómo gestionan el tema de la comida? En declaraciones a la Cadena SER, el sargento reconoce que es una odisea. Nosotros tenemos un supermercado online y pedimos la comida para los dos próximos meses. Un ferry se encarga de trasladar los víveres desde Punta Arena hasta el Puerto Williams y, una vez allí, Patricia Urrutia coge nuestra cajas y las guarda hasta que venga el buque de la Armada con la comida".

Por lo tanto, la familia tiene que esperar dos meses para poder recibir los encargos que realizan a través del supermercado online. Pero tampoco es algo que les importe demasiado, porque tienen reservas más que de sobra para hacer frente a cualquier situación. En declaraciones a Mara Torres, el sargento reconoce que no echa de menos irse de tiendas de la misma manera que tampoco echa en falta ir a tomar algo con los amigos o ir al cine: "Estamos super cómodos acá. Mi esposa y yo no criamos en el campo, que es algo muy similar a lo que estamos viviendo aquí. Y además tenemos Starlink (Servicio de Internet satelital desarrollado Elon Musk), así que la velocidad de Internet es super buena y estamos todos siempre conectados".

El duro invierno en el faro

De hecho, José Luarte explica que sus hijos tampoco echan de menos la ciudad. Ni siquiera Sofía, quien crece en la isla en plena adolescencia: "Ella se siente muy cómoda aquí y ocupa su tiempo aquí dibujando". Más aún ahora que llega el invierno, cuando van a tener que estar mucho más resguardados: "La casa se mueve con las ráfagas de viento de hasta 300 kilómetros por hora, pero ya estamos acostumbrados".

Por lo tanto, la familia sigue disfrutando de una experiencia de ensueño en el que sin duda alguna es el rincón más remoto del mundo. Un lugar en el que solo está la familia y algunos animales que les acompañan en su día a día: "Ahora tenemos a unos caranchos negros. Ellos tienen sus crías y, en octubre/noviembre echan a las crías para preparar la camada para el próximos años. También hay cauquenes, que llegan en octubre y algún que otro ratón olivar".